Blanco White, Larra, Carmen de Burgos Colombine, Chaves
Nogales, Julio Camba, Haro Tecglen, Margarita Landi, María Antonia
Iglesias, Vázquez Montalbán, Enric Juliana. Con Iñaki Gabilondo. Este no es el
equipo titular del Alcoyano CF; es una selección de grandes
periodistas españoles –una antología subjetiva, ciertamente-- de
tiempos, estilos y pensamientos diversos. En ese equipo, como pueden ver, está
el maestro Iñaki Gabilondo.
Ayer nos dijo el maestro que dejaba sus charlas del «Día a día» en la radio. A
continuación se desataron los comentarios en las llamadas redes sociales, los
mostradores de las tabernas antiguas y las barberías unisex. Cada cual con su
dogma sobrevenido intentaba pontificar las razones de una decisión de ese
calibre. Que si el peso de los años, que si el nuevo giro de El País hacia
el secano, que si la abuela fuma… Todos simulan tener algo así como un hilo
directo con Gabilondo para aparentar estar en el ajo de los motivos del medio
adiós del maestro. Medio adiós: Gabilondo continuará sus colaboraciones, ahora
ya semanales.
Gabilondo –no hace falta decirlo— es un profesional respetado. Incluso
quienes cuentan con una lengua revoltosamente vacua le tienen en alta consideración
por su palabra temperada con punto de vista fundamentado. Gabilondo o «el conceto es
el conceto», que nos dejó dicho Manquiña.
Y, como cada vez que un grande cuelga o parece que cuelga los hábitos, han
salido los vocacionalmente huérfanos a exhibir su sobrevenida
soledad. Es como si dijeran «qué será de nosotros», como si todo
dependiera de quien nos ha dejado. (Que no es el caso de Gabilondo).
Son los huérfanos que necesitan que alguien piense por ellos; los huérfanos del
abandono voluntario que es el primer paso de la servidumbre voluntaria. Son los
huérfanos que, de luto permanente, no ven que a quienes nos han dejado (no es
el caso, repito, de Gabilondo) le sigue otra generación u otra alineación del
Alcoyano CF.
Cierto, Gabilondo se ha ido parcialmente, pero sigue en la brecha una nueva
leva de brillantes periodistas que se va forjando en estos tiempos convulsos
que, en cualquier caso, son nuestros tiempos. Me dirán que también
hay farfolla; también la hubo en todos los tiempos.
Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán, mecánico y
filósofo de alto coturno, enseñaba, cuando encartaba, que «Lo primero es
último».
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