La
cosa es de Jugado de Guardia. Me refriego los ojos para ver si lo que veo son
imaginaciones o es la pura realidad: el año 2020 se ha saldado con el desplome
del producto interior bruto del 11 por ciento, el mayor registrado desde 1939;
y, sin embargo, nadie ha hecho mención de esa catástrofe. Leo ciertos informes
que avisan de la importante reestructuración que se operará tras la pandemia
con menos pequeños comercios e industrias y más grandes empresas. Pero tenores
y sopranos se empeñan en cantar solo lo «de siempre» de las campañas
electorales. Pactos post electorales, geometrías variables con o sin Euclides y algunas tapas variadas de ataque ad hominen
haciendo ver que se exhibe músculo en la lengua. De lo otro, de la economía nada de nada.
Nada
de nada porque la política y los medios comparten, aunque desigualmente, la
obsesión de las martingalas post electorales. Se diría que ese es el enjambre
sísmico del morbo, o sea, las futuras combinaciones de gobierno. Por lo que cada
cual se disfraza de lechera y, con su cántaro en la cabeza, cuenta con los
dedos con quién o quiénes compartirá mantel, mesa y colchón. De Juzgado de
Guardia.
Por
lo demás, hay anomalías un tanto chocarreras: un conocido porculero acusa a un ex
compañero de gobierno de ser «un representante de los poderes fácticos».
Sorprende que haya tardado tanto en descubrirlo o sorprende mucho más el sobrevenido
ataque de alferecía. Esto no es de Juzgado de Guardia, sino de sainete de Muñoz Seca.
Desde
luego ese caballero no se parecía en nada a «Demóstenes,
hijo de Demóstenes, que se pasaba toda la noche, evidentemente pensando y
aprendiendo aquello que iba a decir. Era por esta razón –me parece— por la que Pitías se burlaba de él
cuando le decía que sus pensamientos olían a mecha de lámpara», según nos dice Claudio Eliano (170 – 235) en sus Historias
curiosas. Al porculero de marras la cabeza le huele a serrín.
Post
scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo primero
es antes».
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