Benjamín Disraeli (1804
– 1881) tenía en la cabeza todo el Imperio británico y a la reina Victoria en el bolsillo. En
cierta ocasión, se dice, afirmó: «Ningún gobierno puede mantenerse sólido mucho
tiempo sin una oposición temible». Por favor, lea la sentencia dos veces y
considere que no hay ninguna errata. Mi admirado Lluis
Foix la recoge hoy en su artículo en La Vanguardia ´Patriotas y traidores´.
Dos
consideraciones no relevantes: 1) ¿cuánto es «mucho tiempo», según el destacado
líder tory, para medir las relaciones gobierno – oposición?; y 2) ¿qué debe
entenderse por una «oposición temible»? Disraelí, considerado el mejor orador
de su tiempo, no lo aclaró o si lo hizo no ha llegado a nosotros. Dio cane.
Antes
de meterme en harina me aventuro a improvisar lo siguiente: entiendo que,
durante los años que llevamos de alternancia democrática, nunca la oposición ha
estado a la altura. Lo hago extensivo a todas las oposiciones que han sido. Es
más, los opositores mediocres no lo fueron tanto como gobernantes. Posiblemente
la oposición más temperada fue la de Rubalcaba.
Dicho lo cual volvemos al baúl de los recuerdos, la frase de Benjamín Disraelí.
Si
el que fuera premier del Reino Unido
tuviera razón, el gobierno de Pedro Sánchez tiene
o bien una larguísima vida, porque la oposición es temible, o bien está al cabo de la calle porque la oposición es
farfolla. Tertium non datur, a menos que el viejo inglés no tuviera razón.
Con
todo, sí estamos en condiciones de proponer lo siguiente: la actual oposición
española no es ´temible´. Aunque, a decir verdad, no sabemos qué relación
existe entre no ser temible y la duración del gobierno. La oposición es
solamente vociferante y gesticuladora. Pero debajo de ese rebozo, naíca de ná. De ahí que su naturaleza,
vista con detenimiento, no es intimidante sino provocadora de hilaridad. Hasta
el grotesco extremo de haber recurrido a la gélida Filomena para intentar exhibir musculatura
linguïstica. Hilaridad, pues. Eso es así, me parece, una vez pasado el Ebro
famoso. Aquí en la Marca Hispánica la oposición tampoco es intimidante sino
holgazana y dispersa.
De
todas formas, Disraelí fue un tipo un tantico misterioso. Otra frase suya nos
provoca una cierta extrañeza: ««Cuando
necesito leer un libro, lo escribo». Con lo que caigo en deliquio porque,
habiendo leído La Divina
Comedia, en realidad era yo
mismo el autor.
Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán: «Lo
primero es antes». Apúntate esa, Disraelí.
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