viernes, 8 de enero de 2021

Sin teléfono móvil: su drama global


 

Donald Trump le ha abandonado hasta el desodorante. Su móvil ya no le servirá de mucho. Sus cuentas en los diversos chirimbolos tecnológicos –con unos noventa millones de ´audiencia´--  han sido bloqueadas. Han tardado demasiado.

Si Quevedo dijo de Góngora que «era un hombre a una nariz pegado», Trump ha sido un tipo a un móvil adosado. No parece que a lo largo de la historia haya habido un personaje con la mano tan ocupada como el que ya no es presidente de los Estados Unidos. Tal vez el único, don Bartolo de Sassoferrato del que se dice que siempre aguantaba sus bártulos con ambas manos. Por supuesto, no tiene nada que ver el ilustre jurista de las Marcas con el hombre bronca. Diríamos que, de momento, Trump –ese hombre--  está aislado del continente. Por descontado, alguien le prestará su chisme para comunicarse, pero las recientes experiencias indican que no pocos de sus paniaguados le han ido dejando. Es decir, cuando se está de capa caída, nadie tiene cubiertos la cabeza, el tronco y las extremidades. Es lo que ocurre cuando se está, como es el caso, «solo, fané y descangayado». Primera consideración: las grandes compañías han creado un precedente de gran importancia al cerrar las cuentas del que todavía es el presidente de los Estados Unidos. Es una manera contundente de acusarle de propalar mentiras a destajo. Segunda consideración: cuando en estos y otros casos similares se abre la veda, más de un trapacero estajanovista puede verse afectado.

De momento –sólo de momento--  se ha roto el canal más importante del subversivismo, cuyo epicentro estaba en la mismísima Casa Blanca. Tendrán que renovar el Estado mayor. Pero la experiencia indica que, por lo general, tras la derrota la parábola empieza a decaer. Y lo que tal vez sea más concluyente: las compañías multinacionales y los grandes capitales norteamericanos ya han tenido bastante con la grotesca comedia de este Trump. Por lo que más de uno de ellos hará exclamado «Delenda est Trump».

Y todo eso ¿qué tiene que ver con nosotros? Fácil, el día 14 de febrero –a pesar de las prescindibles exigencias de don Rafael Ribó— se celebrarán elecciones autonómicas.

Un trumpismo de espardenya se ha instalado en las candidaturas del hombre de Waterloo. La mentira subvencionada y el subversivismo de campanario son sus notas predominantes. Los dos primeros de la lista son la Borràs y el Canadell. O sea, la Trotaconventos y Monipodio. El segundo, en un alarde (in)solidario con su cabeza de lista, ha declarado: ´Yo puedo ser presidente de la Generalitat si procesan a la Borràs´. (Mi padre llamaría a eso ´No me ayudes, compadre´). Este caballerete no se ha recatado durante un  largo tiempo de loar al hombre bronca norteamericano. De tal palo, tal astilla. Una curiosidad: las fuerzas centrífugas que Waterloo ha propiciado en la política catalana han llegado al extremo de instalarse, también, en su propia candidatura: la mayoría de sus miembros van cada uno a lo suyo y contra los demás. Refrán: ´de lo que se come se cría´.

Si el fenómeno Trump llama a investigar qué ha pasado en su país para que se haya dado esa situación que conocemos, el resultado de las elecciones del 14 de febrero nos obligará a buscar por todos los recovecos e intersticios de la sociedad catalana los movimientos de nuestras placas tectónicas. Todólogos de alto copete tenemos para acometer dicha tarea.

De interés: mire, estudie y saque conclusiones del Manifiesto que le indicamos https://isidorboix.wordpress.com/2021/01/06/las-elecciones-al-parlament-de-catalunya-y-el-gobierno-de-coalicion-progresista-de-espana/

 

Post scriptum.---  «Lo primero es antes». Enseña don Venancio Sacristán.  Y no olviden que, en sus comentarios, reza también la máxima de «Lo bueno, si breve, dos veces bueno», aunque Gracián no lo dijera así exactamente.      

 


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