jueves, 7 de febrero de 2019

Presidente «ilegítimo»



La derecha española –Una y Trina--  ha entrado en un territorio subversivo. Las declaraciones de Pablo Casado llamando a Pedro Sánchez presidente ilegítimo son de una extrema gravedad. Vale la pena decir que es la calificación más injuriosa que se ha hecho en España desde que recuperamos la democracia. Quede claro: eso no lo ampara el derecho a la libertad de expresión. Por el contrario es un ataque desaforado claramente inconstitucional. Casado lo sabe y, sin embargo, larga la puñalada. Tras ello podemos decir que, desgraciadamente, España entra en un periodo de muy alto voltaje. Más de uno volverá a gritar aguardentosamente aquello de ¡Vivan las caenas!

Puedo explicar los motivos que llevan a Casado a tamaño dislate. En primer lugar, intenta tapar la reaparición de la corrupción que se está aireando en los juzgados en torno al Partido Popular, en tiempos de Esperanza Aguirre y nuevamente con  Rodrigo Rato en el banquillo de los acusados.  Es segundo lugar, trata de hacer olvidar, de un lado, los intentos de mediación del gobierno de Mariano Rajoy con Carles Puigdemont y, de otro lado, ocultar que el hombre de Pontevedra no pudo impedir la celebración de dos consultas en Cataluña. Más todavía, la constatación de que las fugas hacia Vox no sólo no amainan sino que arrecian. Y, en último lugar, el carácter exaltado de este Joven Cruzado. A partir de ahí, el líder del partido corrupto hasta el tuétano entra la fase de subversión. Pero –como diría el clásico--  peor que un crimen: es un error. Porque intentar competir con Vox, en la forma y en el fondo, lleva a una parte del electorado pepero a escoger la versión más nítida. El Joven Cruzado está, dicho en castizo, trabajando para el inglés.

Sobreactuación también de ciertos barones del socialismo levantisco. Que la operación de Sánchez en torno a la figura del «relator» en las conversaciones con el independentismo catalán no sea afortunada no impide que la actitud de tales barones sea algo más que pendenciera. Por cierto, alguien tendrá que señalarles que su angustiosa preocupación, aproximadamente existencial, tiene más de la cultura de los cenizos de la Generación del 98 que de la semilla de Pablo Iglesias, el Viejo. De tanto dolerles España se están descuidando de la acción política en sus propias encomiendas. Yendo por lo derecho: me parece grave la actitud de Casado, pero es realmente caballuna la reacción de los Encomenderos que velis nolis le acompañan. Son las travesuras de doña Correlación de Fuerzas.

Addenda. Me permito recordar un sucedido de los tiempos de la crisis fatal del PSUC. Año 1981. En el Colegio de Periodistas de Cataluña estábamos concentrados centenares de personas en solidaridad con Xavier Vinader. Manuel Vázquez Montalbán y un servidor éramos ponentes en aquel acto.  Se nos acercó Anna Balletbó, diputada socialista, y sinceramente preocupada nos preguntó: «¿Pero qué os pasa en el partido?». Vázquez, que no estaba para chucherías le respondió proféticamente: «Cuando  seáis un partido os pasará lo mismo». ¿Están ustedes en lo que es?



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