Un
sindicato—probeta de cuyo nombre no quiero acordarme ha convocado para mañana
la huelga general en Cataluña. Ahí es nada, la huelga general. Ni quiera
alcanza la representación del 0,1 por ciento, un hilarante Manolo Zaguirre, maestro de sindicalistas, la cifra en
un 0,000 infinito. Estas cosas están pasando en Cataluña, cuyo sesgo a la
decadencia empieza a ser alarmante. Ahora bien, no menos sorprendente es el
apoyo que ha recibido esta convocatoria. Nada menos que del gobierno catalán.
Es decir, de la terminal burocrática con sede en Waterloo. Mitad monjes, mitad soldados.
Fuera
de Cataluña hay quien piensa que es una falsa noticia, eso que algunos llaman fake news. Ambas cosas son ciertas: la convocatoria y el
apoyo gubernamental que ha recibido. La huelga es un elemento de presión contra
el Tribunal Supremo que juzga a los dirigentes del procés. Así lo expresó el portavoz del Gobierno en rueda de prensa
ayer mismo. Pongan atención: el portavoz fue el mismísimo consejero de
Interior. Otra anomalía de la que sin duda habrán tomado nota las cancillerías
europeas. Atención: no fue Elsa
Artadi quien salió al estrado. Hay que preservarla para otras tareas de
´respetabilidad´ institucional por lo
que su relación con la huelga le hubiera restado enteros. Se sirvió la
coartada: Artadi estará en Madrid acompañando a los procesados.
En
todo caso, hay que señalar que este tipo de convocatoria –esto es, la probeta
convocante-- representa un fracaso del
independentismo catalán. Presionaron ad nauseam al sindicalismo confederal,
cuya respuesta fue una rotunda y castiza butifarra, expresión nacional popular
de la gastronomía del país.
Esta
huelga general, apoyada crematísticamente por el gobierno catalán, será una
huelga furriel. No tendrá los entorchados de general y puede que tampoco los
galones de cabo primero. Hablando en plata: huelga –lo que se dice
huelga-- estará sólo en la imaginación
de los botarates de Waterloo. Eso sí, habrá cortes de carretera, manifestaciones
en las calles, cuyo protagonismo será de la mesocracia catalana (sector
irascible) que, de esta manera, intenta matar las moscas del Estado a cañonazos. Pero que ni
siquiera llega a DDT.
Addenda.-- Ni siquiera el viejo carlismo catalán hizo
tantos despropósitos.
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