En
términos castizos: la derecha –una y trina--
ha pinchazo en hueso en la manifestación de Madrid. Un fracaso sin
paliativos. La guerra de cifras que los organizadores pondrán en marcha no
podrá ocultar las imágenes del raquítico acontecimiento. No ocultamos nuestro
regocijo.
Digamos
las cosas con claridad: la manifestación madrileña no ha sido sólo ni
esencialmente contra el gobierno de Pedro Sánchez.
El Partido Popular ha
sido el agente principal de la convocatoria como reacción a unas conversaciones
del gobierno central con el de Cataluña.
Pablo Casado
reaccionó de manera virulenta contra los intentos de avanzar en la solución del
problema catalán. El joven cruzado acusó Sánchez de «presidente ilegítimo». Y,
de manera redundante, le llamó felón. Así las cosas, la manifestación se
convocaba en clave de motín subversivo para que Sánchez abandone la presidencia
del gobierno. Sin embargo, las cosas han ido en otra dirección. La asistencia
ha estado muy por debajo de las expectativas de los organizadores, también de
todos los analistas políticos que auguraban lo nunca visto. Con lo que se puede decir que la narrativa de las derechas --al menos en este caso-- está en precario.
Vayamos
a los datos. En las últimas elecciones autonómicas madrileñas se dieron los
siguientes resultados: Partido
Popular, 1.050.256 votos; Ciudadanos, 385.836; Vox,
37.491. Incluso las cifras abultadas que dan los convocantes representan unos
porcentajes irrisorios. Lo que vendría a significar que la mayoría de los
electores de tales formaciones consideraron un despropósito la relación entre
presidente ilegítimo y la convocatoria del motín. Un despropósito que ya habían
hecho ver algunos dirigentes del PP por lo bajinis. En cualquier caso, si
alguien ha salido reforzado ha sido el partido ultra. Porque el tiro que ha
dado Casado ha salido por la culata de Rivera. Ni siquiera Rajoy fue tan torpe.
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