domingo, 20 de septiembre de 2020

La voz del escritor Enric Juliana y Weimar


 

Enric Juliana tiene «voz de escritor».  También la tuvieron periodistas de campanillas como Chaves Nogales, Haro Tecglen y Vázquez Montalbán. Tres maestros. Tres toques diferentes, tres voces de escritor diferentes. Juliana está ya en ese nivel olímpico.  Su ´Aquí no hemos venido a estudiar´ --un potente encofrado sobre la ´cuestión comunista´, estudio antropológico de dos grandes personalidades del comunismo español, biografía de una época, ensayo de geopolítica de principios de los años sesenta del siglo pasado— demuestra la diferencia y la potencia de este periodista. La voz del escritor, que es algo más que el toque. Es la fisicidad del estilo, los temas que se tratan, el enfoque; en concreto, el conjunto de cualidades que diferencia a un escritor del resto de los que escriben sobre el mismo tema.

Hoy Juliana en su artículo en La Vanguardia exhibe –no podía ser de otra manera— su voz peculiar. Lean, es una recomendación, su Un año en la bañera de Weimar (1). No es la primera vez que nuestro hombre relaciona tangencialmente el convulso periodo de la República de Weimar con la situación política española. Digamos, pues, que Juliana no ha improvisado –nunca, me parece, lo hace--  esa relación entre Weimar y nosotros, en el aquí y ahora. Debo decir que, en esto, no puedo acompañarlo.

Acumulando mis lecturas sobre aquel proceso y echando mano del celebrado libro La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia, de Eric D. Weitz (Turner Noema, 2007), llego a la conclusión que aquellos años weimarianos nada tienen que ver con lo de ahora. Y dentro de ese nada incluyo la complejidad de la geopolítica europea de aquella época. Tensiones sociales, por lo general acompañadas de motines y huelgas salvajes, manifestaciones a tiro limpio, colas largas de desempleados sin el amortiguador social que hoy representan las políticas de welfare.

Ahora bien, tal vez un servidor no haya caído en que el maestro Juliana ha utilizado en esta ocasión una cautela con la metáfora de «la bañera». Sí es así, yo no sabría qué decir. Salvo la de hacer una modesta sugerencia: cuando se recurre a metáforas en la literatura política se corre el riesgo de que la metáfora se convierta en metonimia. Con todo, no descarto que, a mis años, me haya convertido en un tiquismiquis. Si es así, no me tengan en cuenta mis prevenciones.

 

Post scriptum.---  «Lo primero es antes». No lo dijo Anselmo Lorenzo, sino don Venancio Sacristán.

 

1)           https://www.lavanguardia.com/politica/20200920/483572765070/un-ano-en-la-banera-de-weimar.html

 

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