jueves, 17 de septiembre de 2020

Cataluña, ristra de paradojas


 

La Cataluña política vive una situación paradójicamente chocante. No es nada nuevo, ciertamente, pues parece que ese sea, de un tiempo a esta parte, su hábitat natural. Lo que ocurre es que en estos momentos ese estado de cosas ha alcanzado proporciones chuscas. Sus partidos parecen actuar imitando burdamente el juego de los personajes centrales de la mozartiana ópera Così fan tutte con libreto de Lorenzo da Ponte.

Es muy probable que no haya elecciones en este año. Sin embargo, el clima es tórridamente electoral. Quienes quieren elecciones ahora y los que no lo desean están en plena y abierta batalla electoral. Sólo faltan los carteles y las caras de los litigantes.

ERC dice por activa, pasiva y perifrástica que deben convocarse ya las elecciones. Sin embargo, llama la atención que ningún miembro de dicho partido publicite, hable, indique la real o supuesta valía de Pere Aragonès. Chocante. Lo que podría indicar que o cabe la posibilidad de que esté pendiente la nominación o, siendo Aragonès el llamado, su partido no tenga especial interés en que gane las elecciones. Porque si gana y es presidente de la Generalitat, Oriol Junqueras puede despedirse para siempre del bastón de mando. Esta segunda es una hipótesis arriesgada de algún comentarista amigo mío, que parece sacada de los avatares de los viejos ambientes florentinos.

Los Comunes también piden ahora elecciones ya. Chocante a más no poder. No hace tanto que favorecieron la aprobación de las cuentas públicas catalanas tras la promesa de Quim Torra de que convocaría de manera inminente las elecciones. O tal vez no sea paradójico sino una consecuencia de no haber pasado todavía la caída de los dientes de leche.

Ciudadanos, en cuyo nombre habla el anodino Carlos Carrizosa,  protocolariamente jefe de la oposición pone ahora sordina a su exigencia de convocatoria de elecciones. Las encuestas y el clima general le son un cáliz de amargura: todo indica que habrá otro sonado descalabro. Por lo que es mejor que eso se retrase todo lo que se pueda.

Una ristra de paradojas que ayer afloraron en el debate del discurso de política general –algo así como el Estado de la Nación--  en el Parlament de Catalunya.

En resumen, esta situación se confronta a las enseñanzas de don Vicente Sacristán que testarudamente afirma que «Lo primero es antes».

Punto final: no se autoriza a la publicación digital Nueva Tribuna a publicar este artículo si elimina algunos párrafos como ha hecho en situaciones anteriores, y –además--  no mencionar el origen de dicho escrito.

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