Han
sido dos ´escenas matritenses´ que se ha perdido don Ramón
Mesonero Romanos. Dos momentos de
gran voltaje. La petición de socorro de la Comunidad de Madrid al presidente
del Gobierno español y la presencia de Quim Torra –el presidente del caos, le llama caritativamente Xavier Vidal—Folch-- ante el Tribunal Supremo. Dos escenas que provocan
interferencias en la normalidad sea ésta vieja, nueva o ni lo uno ni lo otro.
Dos escenas que, lo diré despacito para darle mayor solemnidad, son dos metáforas
de la crisis de las autonomías. Dos escenas que tendrán consecuencias.
Ignacio Aguado,
vicepresidente de la Comunidad de Madrid, de Ciudadanos, sorprende a los
romanos y a los cartagineses con un explosivo arranque de realismo: no podemos
contra el coronavirus, dice con cara a lo Buster Keaton.
A continuación utiliza un flashback: no se puede combatir la pandemia cada Comunidad
autónoma por su cuenta. Y da con el mazo
encima de la mesa: El gobierno debe intervenir. O sea, el «gobierno
ilegítimo», según su mentor, Pablo
Casado. Lo que viene después ya lo conocen ustedes. En suma, todo el
desbarajuste sanitario, político, técnico y administrativo que ha provocado la
incompetencia de Isabel Díaz
Ayuso (con la mirada ausente de Aguado) deben resolverlo Pedro Sánchez, Salvador Illa
y el doctor don
Fernano Simón. «Madrid, castillo famoso»,
joya de la corona de Casado casaseno, reconoce que no puede resolver lo más
duro del problema que él mismo ha creado, debe recurrir a los «okupas» de la
Moncloa. Ojo: he dicho ´lo más gordo del problema´, no todo el problema.
Quim
Torra –el cuarto presidente de la Generalitat en democracia, que se ha visto en
coplas de la Justicia, de los cinco que ha tenido— acude al Tribunal Supremo
para solventar las consecuencias de sus desvaríos. Una mala cabeza, de creciente
aturdimiento, que es incapaz de leer los movimientos de doña Correlación de
Fuerzas. Un tipo, este Torra, que ahíto de cuatro duros de ideología es incapaz
de percibir que los hechos tienen consecuencias. Todo esto dará mucho que
hablar y hacer.
Las
dos escenas matritenses tendrá consecuencias.
Post
scriptum.--- El actor José Sacristán aprendió de
muy joven la lección de su padre Venancio: «Lo primero es antes». Es algo que
ignoran Isabel Díaz Ayuso y Quim Torra.
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