Escribe el Abate Coglione
Recientemente el escritor barcelonés Carlos Zanón ha
publicado un artículo en La Vanguardia que me ha hecho darle vueltas a la
cabeza. De sugestivo título, ´¿Por qué debería obedecerte ahora?´, que un servidor entendió que iba dirigido a Quim Torra, una de las
personas más privilegiadas del planeta ya que cobra cerca de 146.926
euros anuales por un tiempo de trabajo desconocido, pero que tiene
todas las trazas de ser pocas, pocas horas.
Ciertamente, el afamado novelista –he disfrutado
de lo lindo con la lectura de su Pepe Carvalho-- podría referirse
de igual manera a Donald Trump, Bolsonaro y otros por el estilo. Porque a fin
de cuentas la línea argumental parece idéntica, es decir, hay los mismos
motivos para preguntarse lo mismo sobre tales sujetos. En todo caso,
sea como fuere me acojo al anzuelo que lanza Carlos Zanón y respondo
que no tengo ningún motivo para ´obedecer´ a Torra. Y
entiendo que tampoco el resto de los mortales.
La explicación está en lo que sigue: Quim Torra
ha hecho de la desobediencia su contumaz acción política. Desobediencia a
las leyes, desobediencia a los Tribunales, desobediencia al gobierno de
España. Desobediencia sistémica. Llamando las cosas por su nombre:
eso es insubordinación. Su excusa ha sido una pirueta que no engaña ni
siquiera a nadie que tenga las cuatro reglas de la política en la cabeza. Su lenguaje es una retahíla de retruécanos,
expresados –eso si-- con su conveniente tono sacramental.
No voy a hablar de las consecuencias políticas
del desacato del bien pagado. De hecho casi cada día estoy dando la lata sobre
ese particular. Voy a referirme a las consecuencias sociales –a una parte de ellas, quiero decir-- de la irresponsabilidad de ese
personaje. Hay sectores de la ciudadanía –y no solamente de
la juventud, el «divino tesoro» de Rubén-- que siguen sin respetar las disposiciones
sanitarias de las autoridades en lo atinente a la prevención de los
contagios del covid19. Botellones, celebraciones deportivas o simplemente
actos de convivencia social que están siendo focos de contagio y
expansión del virus. El señalamiento más común se refiere a los jóvenes,
pero en esas andanzas temerarias están implicados todos los grupos etarios.
El personal en tales situaciones se pasa por la cruz de los
pantalones las insistentes exhortaciones de, en nuestro caso catalán, Quim
Torra. Mal hecho, muy mal hecho. Pero ¿se puede deslindar, sin más ni más, la actitud irresponsable de Torra ante las leyes,
los Tribunales y el gobierno de España de la actitud desobediente
de quienes, también irresponsablemente, no le hacen ni puñetero caso? Digámoslo con claridad: el desafío de Torra, que tiene
carácter ostentosamente público, estúpidamente pueril en no pocas
ocasiones, está provocando y amparando la actitud de tanto reluctante a
las disposiciones sanitarias; tenga acné, barriga cuarentona de excesos
cerveceros o esté alopécico perdido en puertas de los setenta años.
¿Por qué debería obedecerte ahora?, por Carlos Zanón
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