domingo, 30 de agosto de 2020

Oído Gobierno: dejémonos de zascandileos


 

Se están acumulando demasiados desencuentros en el gobierno. Y lo más preocupante es que tales fricciones aparecen en público. ¿Transparencia? Más bien exhibicionismo. Es –aventuro tal vez de manera imprudente esta conjetura— un intento de presionarse mutuamente, mostrando a la intemperie las respectivas vergüenzas húmedas. No son, en mi opinión, los gajes de una precaria cultura de coalición, sino el abuso del funcionamiento de un torniquete en la ingle del otro. Ahora, en puertas de la discusión de las cuentas públicas, aparece otra grieta.  

1.--- Ya lo saben ustedes: Unidas Podemos, a través de algunos de sus portavoces parlamentarios, viene a decir que no se cuente con ellos, si Pedro Sánchez tiene también en cuenta a Ciudadanos en la cuestión presupuestaria. Lanzamiento de un gancho cuando en el ring donde todavía no ha sonado la campana. Lo que no sabemos –y en estas cuestiones tan delicadas nos prohibimos especular--  es si se trata de una advertencia o un aspaviento de consumo interno. En todo caso, digamos que el horno no está para bollos. Especialmente porque seguimos en una situación de complicada anormalidad, que está siendo gestionada sanitariamente a trompicones por las Comunidades autónomas. Con diversas crisis simultáneas y superpuestas, de las que hemos hablado en otras ocasiones. Es el momento más inoportuno –en realidad quiero decir contraproducente--  para practicar repetidamente la esgrima del postureo. 

La primera consideración: no sabemos cuánto tiempo durará está anormalidad. De hecho ninguna autoridad sanitaria tiene elementos para establecer una hipótesis fundamentada sobre la duración de la pandemia. Y mientras ello dure, la situación económica irá pareja a aquella. Se podría decir, pues, que tenemos anormalidad para rato. La segunda consideración: así las cosas, tiene sensatez intentar ampliar la base parlamentaria que pueda aprobar holgadamente los Presupuestos generales del Estado. Y no sólo para la aprobación de las cuentas públicas, sino para todo el proceso de gestión de los fondos europeos. 

Lo primero es lo primero: exactamente lo primero es aprobar las cuentas públicas. Sin ello todo lo demás son castillos en el aire, retórica de mostrador de taberna. 

Algunos comentaristas han hablado de que el interés de UH es «marcar perfil propio en el gobierno». Es cierto. Pero la forma elegida –la exhibición de las diferencias en el lavadero público— es perjudicial para el gobierno, ciertamente, pero igualmente para Unidas Podemos. Y, peor todavía, fomenta un clima de desasosiego que perturba las relaciones entre las bases socialistas y podemitas. Y más peor: favorece a las derechas que se crecen anímicamente. 

La mejor manera de «marcar perfil propio» es la gestión eficaz de cada departamento ministerial. Como se decía antiguamente: «su fama le precede».  Así lo han entendido principalmente Salvador Illa y Yolanda Díaz. Dos personas clave en esta situación. Tienen tanto trabajo que ni siquiera les preocupa el «perfil propio». Lejos de ambos el narcisismo que, me parece a mí, acumulan algunos de sus colegas.   

2.---  Dos flancos pueden inquietar al gobierno de Pedro Sánchez: las enfermizas reacciones del Partido Popular y el zascandileo entre los partidos de la coalición gubernamental. Lo primero no parece que realmente tenga importancia, al menos por lo que siguen dando de sí las encuestas de opinión. Sin embargo, lo segundo –esto es, el estúpido pugilato--  puede ir erosionando el clima político y provocar desconfianza –no sólo en uno u otro partido de la coalición--  en el gobierno. Más todavía, agrietando la necesaria confianza que requiere abordar, por ejemplo, la crisis económica, derivada de la pandemia. Me permito un dato muy significativo: Barcelona ha bajado 56 puestos en el ránking de competitividad de las ciudades europeas entre 2010 y 2019. No hace falta decir por qué, pero el caso es que ahí está esa situación que es necesario revertir. 

3.--- Me acojo a la sabiduría de un prestigioso dirigente sindicalista aragonés de CC.OO, Julián Buey Suñén, que propone:  «Presupuestos. Ahora el gobierno progresista necesita más unidad y cohesión que nunca. Deben elaborar unos presupuestos que den respuesta a los graves problemas que hay que afrontar, en línea con el programa de gobierno acordado, con las adecuaciones necesarias a la nueva situación de crisis sanitaria y económica. Tendrán que negociar en el Parlamento y llegar a acuerdos para sumar. En mi opinión, lo sustancial no es con quien se pacta, sino el contenido de lo que se pueda acordar.» Tranquilidad, mejor no confundirse con las liturgias y apostar por la capacidad interna y externa de acuerdo del gobierno. No es momento de volver a reproches, sospechas, prejuicios ni de desempolvar viejas descalificaciones entre las forofadas de las izquierdas. Hay que mantener la calma y reclamar cohesión, unidad, coherencia, flexibilidad, lectura adecuada del momento y objetivos claros en las politícas... Una vez más lo van a poner difícil, pero hay que tirar para adelante». 

Post scriptum.---  Don Venancio Sacristán formuló su «Lo primero es antes» con un tono sugerente, no dogmático.

 


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