Primera consideración: la negociación es un instrumento que se necesita cuando la relación de fuerzas no te autoriza a ir por lo derecho. Así es desde los tiempos en que a la humanidad le salieron los pelos en la barbilla. Segunda consideración: es preferible que tú escojas el terreno del trato antes de que tu posible contraparte lo haga porque se te hayan pegado las sábanas. Tercera consideración: si te has distraído al principio y felizmente corriges después, da por hecho que tu contraparte te sacará más de lo que antes estabas dispuesto a admitir. Cuarta consideración: toda dilación de llegar a acuerdos es perder el tiempo y una pérdida gratuita de coste de oportunidad. Son las cuatro primeras reglas de la negociación que se estudian en primero de Marcelino Camacho. Y son tan antiguas como la foto que se exhibe más arriba.
Esas reglas no las tuvo en cuenta la ministra Montoro cuando abrió negociaciones con la Federación de Municipios. Quiero decir que se olvidó de quienes lo harían posible en el Parlamento. Cierto, la Federación es en ese caso, un legislador implícito, pero los partidos lo son per se. Y no se negoció con ellos. Resultado: rechazo al convenio por diversos motivos. Unos, porque siguen la técnica de Bilardo («al enemigo ni agua»); otros, debido a que no contempla la república catalana; y los hay que lo rechazan porque hay que marcar paquete. Y todos ellos chicoleando de cara a los próximos presupuestos de las cuentas públicas. Así son los los vándalos, suevos y alanos. Todos ellos callan curiosamente que el convenio tiene carácter voluntario. Y también todos ellos obvian que la alternativa a ese apaño es mantener el ´corralito´ que hizo aprobar don Cristóbal Montoro.
Hace bien la ministra negociando ahora. Pero conviene recordarle al gobierno que debe ser consecuente con los humores de doña Correlación de Fuerzas. Esta es una dama versátil, a la que posiblemente se refirió Luis de Góngora cuando fijó «Puerta de Elvira en Granada y en Sevilla doña Elvira». Ahora, si se llega a un acuerdo, el precio a pagar no será Elvira, sino doña Elvira. Ministra, vaya a la vieja academia particular de Camacho, Sartorius y Aristu. Precios módicos.
Post
scriptum.--- ¿Qué trabajo le habría
costado a Miquel Iceta salir con los alcaldes
del PSC a defender el pacto con la Federación de
Municipios con esta leyenda en el atril: «Lo primero es antes»
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