viernes, 28 de agosto de 2020

Ada Colau o la izquierda atolondrada


 

Es la izquierda disparatada a fuer de intempestiva. Es la izquierda desnortada sin una brújula que llevarse a las manos. Es la izquierda imprudente patológicamente ambigua, que ha llevado siempre en su cerón de esparto una asimétrica equidistancia, siempre aparente, entre independentistas y constitucionalistas. Ada Colau que, en esta ocasión, quiere acompañar a un políticamente decrépito Ernest Maragall, necesitado de cuota de pantalla y fuegos artificiales y, así, recordar a sus parciales que la nissaga familiar sigue pintando algo en Cataluña. Una izquierda infantilmente alocada que prefiere las comparsas pijas al gobierno progresista, del que indirectamente forma parte. Es –dicho en términos aparentemente antiguos— la expresión del radicalismo pequeñoburgués. 

Lo han intuido todos ustedes. Me refiero al sucedido de ayer en la sesión plenaria del Ayuntamiento barcelonés. Las minorías independentistas plantean una moción que censura al gobierno y al rey emérito. Acusa al gobierno de Pedro Sánchez de organizar la huida de Juan Carlos de Borbón y a este de corrupción. Los detalles de lo primero son, con toda probabilidad, fruto de la angustiada imaginación del portavoz en las Cortes, Jaume Asens. 

El arma de doble  filo que lanza la moción es captada  a medias por los de Colau: se suman a la crítica al emérito y no comparten la censura al gobierno. Pero en esto de las mociones no vale la retórica verbal, sino los gestos. Colau y su gente se abstiene, es la enfermiza equidistancia, se quitan plomo de las plumas frente a los indepes. Dígase las cosas por su nombre: esta izquierda atolondrada ha votado vergonzantemente su abstención al gobierno. 

Hay quien opina que esta actitud  es mero electoralismo, también yo pensé tiempo ha lo mismo. Sin embargo, entiendo que esa patológica equidistancia es consubstancial con ese partido, los Comunes, y que la ambigüedad está en su genoma. Pedro Sánchez  tiene un problema; Pablo Iglesias tiene un problema. Nosotros tenemos un problema. Hoy el gobierno es menos fuerte: el perro del hortelano se empeña en ayunar y no dejar comer. 

Post scriptum.---  Todo lo anterior se reduce a lo siguiente: Colau no conoce la enseñanza de don Venancio Sacristan.  Padre del actor Pepe Sacristán que enseñaba que «Lo primero es antes».


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