Me
gustaría conocer a la última persona que se ha afiliado al Sindicato. Le
invitaría a un cafetito y tendría el gusto de conocer las razones que le han
llevado a tan importante decisión. Le diría que con su adhesión el Sindicato es
hoy un poquito más fuerte.
Antonio Baylos en su blog de culto ha escrito
largo y tendido las novedades positivas que ha aportado la reciente firma del AENC. Tres cuartos de lo mismo hemos hecho en este
mismo blog sobre el particular. Una conclusión importante une dichos escritos:
la necesidad de organizar que lo firmado se traslade al conjunto de la
negociación colectiva. Y en eso están los sindicalistas, me dicen. En todo
caso, parece necesario añadir algo de no menor importancia: organizar las
conquistas debe llevar aparejado ocuparse del incremento de la afiliación. De
ahí que la pregunta sea: ¿sabemos si, tras la firma del acuerdo, se han
producido nuevas afiliaciones? Si somos exigentes con nosotros mismos
deberíamos considerar que la bondad de un acuerdo también se debería medir por
el nivel de adhesión estable, organizada, al sindicalismo. Precisamente como
una garantía más –no la única— de que el mencionado acuerdo se cumpla. Se me
dirá con razón que todavía es pronto. De acuerdo. Pero hago ver que las
afiliaciones al sindicato se hacen en
caliente. Y que precisamente es en las grandes ocasiones (y ésta lo es)
donde se debe aprovechar la corriente de simpatía que provoca una conquista
social para traducirla en pertenencia al sujeto social que la ha conseguido.
Me
excuso: son cosas sabidas, pero frecuentemente olvidadas.
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