domingo, 16 de febrero de 2020

Teresa Rodríguez y la política de campanario




Primer tranco


Decíamos ayer, concretamente el 19 de septiembre del año pasado: «Andalucía. Podemos e Izquierda Unida están realquiladas en la casa de Adelante Andalucía, una organización casi recién salida de la pila del bautismo. Comparten el alquiler, con derecho a cocina, con Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista.  Izquierda Unida  a su vez tiene como inquilino al Partido Comunista.  Demasiados huéspedes en un mismo piso. 

»Adelante Andalucía surgió porque Podemos regional vivía en confrontación permanente con el grupo central, liderado por Pablo Iglesias, el Joven. La partida de nacimiento de A.A. estaba orlada por un proto nacionalismo que iba a la búsqueda del tiempo perdido. No era andalucismo, sino un genoma nacionalista, completamente inédito en las tierras del Sur. Por lo demás, el nacionalismo era algo chocante dado que el grupo mayoritario de esa Arca de Noé siempre exhibió su color trostkista.

»Los seguidores de Lev Davidovic, levantaron acta del fracaso de la revolución mundial y organizan el quilombo en el campanario meridional. Su lema bien podría ser el celebérrimo «Creo quia absurdum», que formuló desparpajadamente Tertuliano. Creo porque es absurdo. «Absurdo», no «paradoja» como afirmó Soren Kierkegaard siglos más tarde.

»En resumidas cuentas, Teresa Rodríguez –primera dama de AA— y  el Torra, primer vicario de los frailes mendicantes de Waterloo, están en posiciones políticas que, andando el tiempo, podrían converger. De momento, palinodia del trostkismo» (1).

Segundo tranco

Por lo dicho podemos llegar a una primera conclusión provisional: la reciente operación de la Rodríguez hacía tiempo que se había fraguado, seguramente al margen de su socio andaluz, Izquierda Unida, que en todo caso no parece que estuviera al tanto de la deriva protonacionalista de la cosa. La fascinación por la CUP era, no obstante, bien visible. Con lo que –entiendo yo y lo escribo con cautela--  que en la espantá de la Rodríguez y sus compañeros hay una responsabilidad indirecta de Izquierda Unida, ya que en la elaboración del manifestó de Adelante Andalucía puso tanto entusiasmo político y tanta chatarrería teórica como la tan repetida Teresa Rodríguez.

Lo chocante del caso es: ¿por qué una serie de dirigentes políticos de Izquierda Unida, con cinco o seis quinquenios de experiencia no advirtieron de la política de campanario del manifiesto Adelante Andalucía? Conspicuos dirigentes --dómines del marxismo de mercadillo-- que se dieron un atracón de Althusser y Lukacs con media y mitad de Gramsci no advirtieron que el manifiesto de marras era una ruptura con lo que decían los maestros de las nieves de antaño. Tal vez se dijeron que se trataba de evitar lo peor, sin saber exactamente qué es eso de lo “peor”. Olvidaron, en todo caso, la enseñanza del secretario florentino: «Siempre que se intenta evitar un obstáculo se incurre en otro distinto». (El Príncipe, XXI).

Tercer tranco

Es chocante que, cuando se acentúa la globalización y la interdependencia –no sólo en la economía--  un sector que se reclama de izquierdas opte por el aldeanismo, por el discreto encanto del campanario. Es como si a Trotsky se le declarara «poeta y aldeano». Tercera conclusión: Dios le da nueces a quien no puede roerlas.

Por ti doblan las campanas, Teresa.

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