Hay
sectas cuya capacidad de resistencia es casi infinita. No les importa tanto el
número de sus asociados como el objetivo final. Con todo, preferirían que nunca se
consiguiera dicho objetivo pues, de ese modo, siempre perdurará la secta. Que puede
ser religiosa, política o de cualquier otro tipo.
El
independentismo no es una secta, aunque tenga elementos directos y colaterales con tales
grupúsculos. Pero, lo mismo que digo una cosa, digo la otra: el independentismo
tiene sus sectas. Estas mantienen un vínculo antropológico con la Casa Grande y
sus relaciones más o menos explícitas con ella. Pongamos que hablo de lo que
podríamos llamar Secta Meridiana del Independentismo.
Son
cuatro y el cabo que, desde hace 120 noches, paralizan el tráfico en la Avenida de la
Meridiana de Barcelona durante tres horas. Religiosamente, haga frío o calor;
místicamente, diluvie o llueva lentamente; puntualmente, con la disciplina que
el de Loyola atribuía a los cadáveres. Es la fe de los puros. Es la mística de
lo inalcanzable.
¿Sus
objetivos? Se han ido descoloriendo con el paso de las noches y las sucesivas
martingalas de los gerifaltes del procés.
Ahora solo importa el hecho en sí, lo que antiguamente se llamaba la propaganda por el hecho. «Vale más
un acto que mil panfletos», exigía Kropotkin. Ni siquiera importaría ya el objetivo, el para qué.
Solamente el auto sacramental de estar juntos unos cuantos. Con lo que los
cortes de tráfico durante tres horas se han convertido en un rito
grupuscularmente eucarístico, que a quien molesta de verdad es al paciente
vecindario. Son las patologías del independentismo.
En mi opinión, hasta los toros de Guisando tienen más comedimiento que estos sectarios. Que son incapaces de pensar que determinadas formas de acción, cuando molestan y agreden a una parte considerable de la ciudadanía, se te ponen de frente y de hipotéticos aliados se convierten en adversarios. En todo caso digamos que no son los únicos; esa disparatada forma de lucha está muy extendida.
En mi opinión, hasta los toros de Guisando tienen más comedimiento que estos sectarios. Que son incapaces de pensar que determinadas formas de acción, cuando molestan y agreden a una parte considerable de la ciudadanía, se te ponen de frente y de hipotéticos aliados se convierten en adversarios. En todo caso digamos que no son los únicos; esa disparatada forma de lucha está muy extendida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario