miércoles, 19 de febrero de 2020

Puigdemont: «Y dos huevos duros»




«Del caño al coro y del coro al caño» rezaba un viejo dicho. Pues bien, los sujetos políticos del independentismo más almidonado han estado exigiendo que «España negocie», que «España se siente a la mesa»… Así lo han venido reivindicando desde el camaranchón de Waterloo a los secretamente emboscados del llamado Tsunami democràtic. Ahora, cuando todo indica que se abre un nuevo ciclo en España –incremento del salario mínimo, inicio de desmontaje de la contra reforma laboral del PP-- se han iniciado las negociaciones, conversaciones o llámele usted como quiera. El «reencuentro» como lo ha definido Pedro Sánchez. Ahora –siguiendo el refranillo de marras--  estamos en el coro. En el coro de la mesa de diálogo.

Pero, lo que son las cosas, quienes (Waterloo) tenían una prisa infinita en su exigencia ahora se lo toman con santa pachorra, lo que viene a significar retroceder al caño. Mejor dicho, ponen palos a las ruedas para que fracase la operación. La exigencia del observador internacional forma parte de la viejuna táctica del negociador que no quiere llegar a ningún acuerdo, o sea, «y dos huevos duros». Permanente exigencia de dos huevos duros.

¿Zascandileo? En absoluto. Es la expresión de un tan áspero como tosco conflicto entre las dos banderías del independentismo. De un lado, los milenaristas de Waterloo; de otro lado, los ´realistas´ sobrevenidos. De una parte, Waterloo que retrasa la convocatoria de elecciones hasta no tener ungido a su Enviado en la Tierra, vale decir, su candidato electoral; de otra parte, Junqueras que con Teresa de Ávila parece decir «vivo sin vivir en mí / y de tal manera espero / que muero porque no muero». Así pues, habrá elecciones cuando interese a Waterloo, a menos que ERC –aliada con Satanás--  decida saltar del coro al caño.

De momento Waterloo está preparando una nueva edición de fuegos artificiales: el día 29 próximo se celebrará un magno mitin en Perpiñán. Convoca el Consell de la República, un organismo pintoresco, cuyos miembros son elegidos a dedo por su no menos pintoresco presidente, Carles Puigdemont. Ya lo anticipamos: acudirán decenas y decenas de miles de personas. Las carreteras no tendrán impedimento alguno. Los objetivos ya no son exigir nada a Madrid. Ahora se trata de presionar a ERC para que vuelva al redil de los cantares de gesta. En concreto, el objetivo central del acto de Perpiñán es que ERC se retire del «reencuentro». Y de esa guisa, los de Junqueras volverían a su vieja posición ancilar de Waterloo. Y, como telón de fondo, las elecciones catalanas para el veranillo de San Martín.

No olviden ustedes la ´segunda derivada´ de todo ello: impedir que se concrete el nuevo ciclo de derechos y reformas en España. ¿Acaso no han advertido que las derechas se disfrazan de independentistas para no infundir sospechas?

No hay comentarios: