Mañana
está previsto el «reencuentro» entre el Gobierno de España y el de la
Generalitat. Finalmente, a trancas y barrancas se constituyó la delegación catalana.
Sus componentes, hecha la excepción del laborioso Quim Torra y del vicepresidente Pere Aragonès, tienen
escasa proyección, aunque está subjetiva afirmación no coincida con la opinión de sus amigos y
familiares de partido.
De
momento, podemos sacar algunas conclusiones provisionales: primero, los ocho
miembros por parte catalana parece excesivo; segundo, Waterloo controla
mayoritariamente la mesa; tercero, alguno de los miembros sólo pueden ostentar
entre sus capacidades la fidelidad a Puigdemont, ignorándose otras cualidades. Lo
que nos conduce a considerar que la mesa puede ser un lugar donde haya más
confrontación interindependentistas que con Madrid.
En cierto sentido sería una mesa tripartita.
Veremos
qué pasa mañana. En todo caso, adelantamos, quizá temerariamente, que –tras el
encuentro-- se producirá una exhibición
retórica por ambos lados (¿habrá que decir por los “tres lados”?) en el que lo
más sobresaliente sea aquello de «era de noche y, sin embargo, llovía». Lo cual
parece, dentro de este pantano de paralogismos, de cajón. Pues antes de la
romería de Perpiñán nada es lo que parece. Pero, a su vez, pocas
discontinuidades se producirán antes de las elecciones autonómicas.
P/S.-- Me acaba de llegar la noticia del
fallecimiento de Paco Antequera, pater familias
de los Antequera de Blanes, cabeza, tronco y extremidades de la izquierda. Paco
Antequera, fundador del PSUC en las comarcas de Girona. Que vino, con 20 años,
de las Alpujarras a Cataluña.
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