martes, 11 de febrero de 2020

Errejón, ¿por qué no vuelves a casa?


Tengo a Íñigo Errejón por una persona inteligente. Su marcha de Podemos, sin embargo, le perseguirá siempre. Fue una salida inoportuna, fruto quizá de unas previsiones exageradas. En todo caso, mucho ha llovido desde las últimas elecciones generales que tan poco caritativas fueron con Errejón. Mucho ha llovido y, posiblemente, mucho haya reflexionado nuestro hombre. Tal vez haya pensado en las posiciones que enfrentaron a Santiago Carrillo y Fernando Claudín. Con el paso del tiempo, Santiago fue acercándose a los planteamientos de Fernando, aunque –como es lógico en estas lides políticas--  nunca lo reconociera. Dejémoslo aquí.

Las cosas están así: Pablo Iglesias y los suyos están en el gobierno. Intentan concretar un conjunto de derechos y solucionar toda una serie de problemas de las personas de carne y hueso; Íñigo Errejón está paseando su soledad por los pasillos del Parlamento, proponiendo iniciativas de progreso para que las concreten otros, o sea, el gobierno de coalición.  

Me pregunto si, dados los problemas de todo tipo a los que se va a enfrentar el gobierno, no sería conveniente que Íñigo y los suyos volvieran a Podemos. Observo que nunca estuvo Pablo Iglesias tan cerca de lo que decía –o insinuaba--  Errejón en todos los Vistalegres que en el mundo han sido. Y si esto es aproximadamente así, ¿qué sentido tiene seguir separados? Puro despilfarro. Oiga, no declinen el verbo procastinar. 


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