domingo, 2 de febrero de 2020

España, «Estado demofóbico»




«Roma se derrumba por sus propias fuerzas», escribió el viejo Horacio en aquellos momentos tan convulsos de finales de la república. Los poetas no subvencionados de hoy dirían tres cuartos de lo mismo: el procés se ha derrumbado por sus propias fuerzas. El acta de defunción la redactó el mismísimo Quim Torra tras comprobar que el presidente del Parlament, Roger Torrent, le impidió que continuara como diputado. Fin del procés, aunque –como hemos advertido en otra ocasión--  el problema continúa.

Sabias palabras las de Xavier Vidal—Folch en El País de hoy comentando la decisión de Torrent: «Supone la ruptura más categórica de la estrategia ilegal y unilateralidad secesionista; el entierro del unanimismo independentista, acuñado por Pierre Vilar; el reconocimiento implícito de la esterilidad del procés y de su cénit de 2017 y la conversión de quien encarna en una mera sombra de la nada». No solo es contundente la apreciación, es sobre todo exacta. La cosa se ha derrumbado «por sus propias fuerzas».

Ahora bien, Roger Torrent es de esa laya de politicastros que, tras tomar una determinada decisión, vigila sus espaldas para que no se le confunda con el enemigo. Seguramente ha tenido personajes en los que inspirarse: es licenciado en Ciencias Políticas. Por lo que nuestro hombre, para no infundir sospechas de que es independentista de muchos quilates, afirma que «España es un Estado demofóbico». En la emisora RAC 1. Lo que intenta este caballero es que Waterloo le aprieta pero no le ahogue.

Temple, hay que tener mucho temple en el terreno político, especialmente cuando declaraciones como éstas son, también, los códigos de un niñato que, dada la poquedad de la política independentista, ha llegado a presidir el parlamento catalán. Temple, por lo tanto. Lo que no quita el debate de ideas –mi padre lo llamaba lucha ideológica.  

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