domingo, 9 de febrero de 2020

Mayoría independentista, mayoría contraria a la independencia




El título de esta gacetilla condensa en breves palabras el resultado de la encuesta de GAD 3 que hoy ha publicado La Vanguardia. Concretamente: los partidos independentistas revalidan la mayoría parlamentaria con el 44 por ciento, siendo ERC el primer grupo; sin embargo, la misma encuesta anota que el rechazo a la independencia es cercano al 50 por ciento. En cualquier otra latitud esta situación podría ser tildada de paradójica. Aquí ni siquiera nos atreveríamos a calificarla de chocante. Son las cosas de Cataluña. Precisemos: de la Cataluña de los últimos años en la que algunos consideran que la raíz cuadrada de menos 1 es un número entero.

Que los de Junqueras hayan sobrepasado a los de Waterloo era cosa esperada y no sorprendente: el llamado independentismo pragmático (sea esto lo que fuere) es visto como una alternativa posible al independentismo milenarista. Que dicha alternativa sea vista como posible es otro espejismo que tranquiliza no pocas conciencias y, en cierta medida, sigue manteniendo la oriflama. En todo caso, este «independentismo pragmático» tiene una dosis política frente al «milenarista» que es anti política y caldo de cultivo de incubación de derivas tóxicas. Más todavía, el independentismo milenarista (para entendernos, Puigdemont y su trujimán Quim Torra) puede ser reducido a la mínima expresión, pero ello no equivaldría necesariamente al fin del pleito, problema o como guste cada cual en nombrar este comistrajo.

Bueno, se trata sólo de una encuesta. En diversas cenas --«Más mata una cena que sanó Avicena», decía mi padre recomendando moderación--  he oído que las elecciones autonómicas serán en Otoño. Mi viejo amigo Antoni Cuadras, fino analista de lo que puede pasar, estima que las elecciones serán «entre Octubre y Noviembre». Bien podría ser. Lo que sí parece plausible es que, sean cuando sean, se habrá cumplido esta condición: que los de Waterloo tengan un candidato con cara y ojos y que parezca –sólo que parezca--  que el pragmatismo de ERC no es rentable. Ahora bien, esto es hipótesis. La vida real nos irá deparando estas u otras cosas.

Apostilla necesaria.— El independentismo puede ser derrotado políticamente, pero sería incompleto si no va acompañado de una derrota ideológica.

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