miércoles, 17 de febrero de 2021

La voz de Jéssica Albiach


Suena insistentemente por los mentideros que tanto los de Aragonès García como la que vive de allegado en Waterloo, Laura Borràs, están presionando a los Comunes para que entren a formar parte del nuevo—viejo gobierno catalán.  Por lo que se ve, el veto de Waterloo a la Albiach tenía una caducidad señalada de dos días; y, por lo que se ve también, Aragonès pretende hacer un pastel agrio intentando un triángulo escaleno: Anás por una banda, Caifás en la otra.

Acuérdense ustedes de la famosa definición que Romanones dio sobre el término ´nunca´: «Cuando yo digo nunca me refiero hasta esta misma tarde». Politiquería, pero al menos es (cínicamente) ingeniosa.

El interés de ERC es claro: no aparecer solamente con la derecha de Puigdemont y compañía, llamando a esta intención «gobierno de base amplia»; el interés de Waterloo también es diáfano: impedir una relación de los comunes con los socialistas que podría cristalizar en una unidad de acción de ambos o a tres con Esquerra.

Las presiones son fuertes e insistentes. Algunos piensan que hay posibilidades de que se forme ese extraño triángulo: el poder –afirman— es un imán muy atrayente. Por lo que el imán y las ansias de poder, combinadas entre sí, pueden hacer algo tan antiguo y manido como extraños compañeros de catre. No es esta la opinión del equipo de Jéssica Albiach, que ha dejado claro durante toda la campaña su opción por un tripartito con el PSC y ERC. La cuestión es hasta qué punto la pundonorosa diputada tiene vara alta en los Comunes o a media altura.

Los Comunes han aguantado el tipo en estas elecciones con unos resultados extraños: de un lado, mantienen el número de diputados, 8; pero, de otro lado, han perdido 130.000 votos, una cantidad no irrelevante. En concreto, el resultado les permite estar en la liza parlamentaria con la misma representación de la anterior legislatura, pero la representatividad social ha disminuido sensiblemente.

No es mi interés sugerir ninguna opción a los Comunes. Doctores tiene la organización. No obstante, una meditación serena me lleva a pensar –sin indicar nada a nadie— que el caramelo envenenado del triángulo escaleno  sería perjudicial para los Comunes y no aportaría beneficio alguno a los sectores populares. De ahí que entienda que el planteamiento de Albiach es lo más útil a fuer de sensatez.

De ahí que es a los Comunes a quienes ahora les corresponde aplicar la piedra de toque de don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».

 

Nota.--- Entradas anteriores sobre este particular asunto:  

Elecciones: gacetilla de urgencia (1)

Golpe al legitimismo de Waterloo (2)

      Elecciones: excusas de mal pagador (3)

La importancia de Salvador Illa (4) 


 

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