lunes, 22 de febrero de 2021

El que avisa no es traidor


El govern catalá en funciones no sólo no quiere atajar los desmanes de los manifestantes que se solidarizan con el rapero fascista, sino que desalienta la actitud de la policía autonómica que quiere garantizar el orden democrático. El rapero ha amenazado –verbalmente, amparado en la argucia del tropo--  a demócratas de izquierda y derecha, ha ridiculizado a los dirigentes de Podemos y ensalzado a las bandas terroristas de cuyo nombre me repugnaría acordarme. Es la libertad de esta expresión que, aunque amparada (se dice) jurídicamente, merece el más contundente reproche social. El govern catalá, sin embargo, no ha dicho ni oxte ni moxte. Un independentista pata negra como Francesc--Marc Álvaro pone el dedo en la llaga de esta zahúrda: «El independentismo que gobierna hace ver que no manda estos días para poder gobernar los próximos cuatro años».

Waterloo se viste con los hábitos, que le caracterizan --anorak ultra izquierdista y ropa interior libertariana—, desfila, impasible el ademán, con la impedimenta de la CUP; ERC vive sin vivir en ella y con los ojos estrábicos de Marujita Diaz.  Inoperancia: mitad por no saber qué hacer, mitad pensando que esta confusión organizada perjudica al gobierno de Pedro Sánchez.

Esta inoperancia de los dos partidos que están en el gobierno catalán en funciones, Waterloo y ERC; esta solidaridad oblicua con el rapero de los partidos independentistas; esta agresión a los Mossos de l´Esquadra es –lo apunto ya, desde ahora-- el (anticipado) discurso de investidura, si ambos partidos forman el nuevo-viejo gobierno. Lo dicho: hacen ver que no mandan para poder hacer ver que gobernarán los próximos cuatro años. El que avisa no es traidor. Es algo que avisamos al licenciado Doctrinas. Estamos a la espera de la «impaciencia de su opinión».

Mientras tanto, la deuda está al 117,1% del producto interior bruto, el retorno de la inflación y la subida de los tipos de interés.

 

2.--- Y precisamente cuando la oposición está hecha unos zorros –el Partido Popular con las grietas jurídicas de la calle Génova y ubicado en el sótano del Parlament de Catalunya, con Ciudadanos sufriendo su auto inmolación— el gobierno central sumido en una querella acerca de si son galgos o podencos los problemas que tiene que abordar.  

Antoni Puigverd escribe hoy en La Vanguardia un artículo de gran interés, Paternalismo impúdico. Tomen nota de lo que dice: «La ley mordaza se subsanará cuando el gobierno sea fuerte». Exacto. Atinada conclusión de la vieja máxima «Lo primero es antes». Pues bien, la primera reivindicación –de ahora, de ahora mismo--  no es esto o lo otro o lo de más allá, sino ayudar a que el gobierno se fortalezca; sin eso –deben oírlo el licenciado Doctrinas, el doctor Rabanillo y los siete niños de Écija— no se solucionará lo de la reforma laboral, ni se solventará la ley Mordaza, ni sabremos aproximadamente cuántos decimales tiene el número π.  

No me acuerdo si he dicho que, mientras tanto, la deuda está al 117,1% del producto interior bruto, el retorno de la inflación y la subida de los tipos de interés.

  

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