sábado, 27 de febrero de 2021

La muchacha del 78

La muchacha del 78 del siglo pasado fue requerida por el dirigente local: los zoquetes de la dirección necesitan a alguien que maneje la contabilidad al cien por cien. «Esa eres tú. De manera que no vengas más por aquí, te presentas en la calle Bailén y a poner orden en las cuentas». La muchacha del 78 dejó su puesto de trabajo de alta dirección en la empresa química de Ripollet y se metió en el mundo de las facturas, albaranes y papeleos domésticos de una organización que empezaba a necesitar el orden de la buena intendencia. La muchacha del 78 no discutió que sólo le podían pagar un poco más de la mitad de lo que ganaba antes. La muchacha del 78 puso orden. Y también en la hacienda del Gabinete Jurídico y en el CITE.

La muchacha del 78 fue una expresión de las mujeres de aquella generación que, andando el tiempo y casi por sorpresa, se enteraron de que eran del «régimen del 78». Hoy –justamente hoy, pasadas las 8 de la mañana, tras una dolorosísima enfermedad— la muchacha del 78 nos ha dejado.  Hoy, Pineda de Marx nos pareció más pequeña.  

La muchacha del 78 se llamaba Roser: era gloria y flagelo del sindicato. 

 

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