miércoles, 31 de marzo de 2021

Son las cosas del comer


 

PASOS A LA IZQUIERDA – Nº 21, de nuevo en el ciberespacio


Nota bene.---  Otra vez Pasos a la Izquierda está en la red. Es por eso que publicitamos las líneas de portada, que resumen lo que trata la revista. De paso la redacción de Metiendo bulla aprovecha la ocasión y descansa. 

 

Diciembre de 2016, la ministra Báñez quizás iluminada por la Virgen del Rocío, lanza un macguffin (en palabras de Quim González Muntadas en Nueva Tribuna) sobre una negociación colectiva ya desarbolada por su reforma de 2012. Se trata de modificar los horarios de trabajo. Conociendo la trayectoria de la ministra, ahora asesora de la CEOE, tal vez anunciaba el inicio de una nueva maniobra para incrementar la flexibilidad horaria de los trabajadores: mayor disposición de éstos hacia la empresa y mayor (in)disposición hacia sus vidas y necesidades.

Diciembre de 2020. El diputado Errejón introduce una enmienda a los Presupuestos del Estado sobre la reducción de la jornada laboral -el 4 días/32horas de la que nos hablan Larroutorou y Mèda en el artículo incluido en este número-. El vicepresidente Iglesias recuerda de inmediato, que esta medida ya figuraba en el programa de Podemos. Un día más tarde la ministra Yolanda Díaz precisa que la medida es muy interesante, aunque añade que debe integrarse en un debate más amplio sobre el tiempo de trabajo, quizás una Ley sobre los usos del tiempo.

Seguimos en diciembre 2020, un artículo de La Vanguardia recuerda que la ley de las 40 horas en España se aprobó en diciembre de 1982. En ese artículo entran al trapo sobre la jornada de 4 días/32 horas CEOE y FEDEA: “ocurrencia”; mientras trocean los salarios hasta extremos miserables, advierten que “la jornada no se puede trocear a conveniencia”. Supremo cinismo el de estos próceres siempre interesados en mostrar que cualquier ventaja de los trabajadores en cuestión de derechos, salario, jornada, condiciones de trabajo, genera desempleo y precariedad. ¿Los avances tecnológicos sólo deben servir para aumentar la productividad?, o quizás la ‘eficacia’ empresarial no quiere saber de los problemas sociales derivados de la precariedad laboral y del desajuste absoluto de los tiempos de vida y trabajo. Estamos en una sociedad técnicamente acelerada, en los ritmos y en los tiempos, consecuencia de la sucesión de crisis desde los años setenta, culminadas en la Gran Recesión o en la actual pandemia. Como recordaban las encuestas de ISTAS-CCOO, el “presentismo” (trabajar cuando no deberías hacerlo, por enfermedad, etc.) es, quizás, un problema más grave que el absentismo laboral. Los ‘creadores’ de empleo -grandes empresas, fondos de inversión y financieras-, son ahora generadores de desempleo y precariedad y se resisten a cualquier medida equilibradora; henchidos por el inmenso poder que han adquirido y que debiera llamar la atención de pequeños empresarios, autónomos, profesionales y asalariados, por las enormes consecuencias que se derivan.

En su blog, López Bulla (que fue Secretario General de CCOO de Catalunya), también en diciembre, reclamaba la atención sobre las palabras de Joaquín Pérez Rey, secretario de estado de Empleo, en la jornada Time Use Week celebrada en noviembre 2020 en Barcelona. La idea lanzada por el secretario de Estado fue que “el tiempo de trabajo ha de dejar de ser la guía de la distribución de los tiempos y ha de empezar a estar condicionado por los ritmos de la vida”; acabar con la unilateralidad productiva, mientras se negocian y articulan acciones destinadas a garantizar la justicia social y el trabajo decente. La ‘traumática experiencia’ horaria sufrida a consecuencia de la pandemia, señala un camino de experimentación. En todo caso, la propuesta de Joaquín Pérez Rey pone el acento en la actuación en diversos ámbitos y con diferentes medidas para gobernar los tiempos pensando en personas y en la sociedad y no sólo en empresas y economía.

Quizás habrá que esperar a otro diciembre para que el debate sobre horarios, jornada y tiempos se revitalice; por ahora se ha adormecido. Pasos a la Izquierda ha querido hacer su propia contribución (artículo de Pere Jódar). Primero recordando que jornada y salarios, trabajo y vida, al final siempre afectan a personas, familias y sociedades. De ahí una primera aportación, desde la redacción, para recordar que la cuestión viene de lejos. De ahí la necesidad de recordar a Marx, o hacer un salto en el tiempo, e introducir el debate en uno de sus momentos álgidos: los ochenta y noventa del siglo pasado en Europa. La reducción de jornada como solución al desempleo (artículos de Guy Aznar y André Gorz; que, hay que remarcar, van más allá de plantear su propuesta como solución única), o los problemas que plantea la reducción de jornada como instrumento de creación de empleo (Marx, Trentin). Dado el interés de sus planteamientos reproducimos en otros artículos, fragmentos de algunas de las aportaciones de estos autores sobre la cuestión; la historia es un buen lugar de enseñanzas.

Queremos subrayar, asimismo, para quién lo haya olvidado, que hoy por hoy la flexibilidad de los tiempos es gobernada desde la gestión empresarial, como nos recuerda el artículo de Sofía Pérez y Carlos Prieto. Hablar de jornada y salario no es cosa baladí. Constituyen dos elementos que, mediante el contrato laboral, fijan la dependencia y subordinación objetiva de los asalariados; sobre la multiplicación de esfuerzos de los gestores para conseguir la subordinación subjetiva ya hablaremos en próximos números. No obstante, la preocupación por mantener la hegemonía y la discrecionalidad en los términos señalados se muestra en las declaraciones de algunos importantes dirigentes empresariales. En 2010, “salir de la crisis trabajando más y ganando menos”; en 2012, “se acabó la fiesta, ahora hay que pagarla”; y, en 2020, en el apresurado macro encuentro CEOE para liderar la salida al duro confinamiento de la primavera: “este año las vacaciones debe tomarlas el que pueda y cuando pueda. Las cosas no están para bromas”. Dada la remuneración y la flexibilidad de jornada de estos ‘managers’ quizás ellos sí pueden tomarse a ‘broma’ tiempo de trabajo y salarios.

Volviendo a la actualidad, reproducimos la conclusión del libro de Larroutorou y MèdaEinstein avait raison, en el que apuestan con fuerza por la jornada 4/32. También incorporamos la reflexión de CCOO de la mano de Mari Cruz Vicente Peralta, Secretaria Confederal de Acción Sindical de dicha central, que muestra los límites entre lo deseable y lo posible; junto con Recio nos recuerda aquél lema pionero de las mujeres sindicalistas italiana: Las mujeres cambian los tiempos.

Albert Recio, en el artículo que culmina esta selección, sitúa la cuestión la jornada de trabajo en el seno del tiempo de vida, desvelando así la complejidad que supone cualquier acción sobre la duración y distribución de los tiempos. Traza el autor la relación entre jornada laboral y empleo, así como la relación entre trabajo mercantil y no mercantil y enumera las necesidades y demandas de los trabajadores y trabajadores, frente a las propuestas del mundo empresarial y las élites políticas. Es este un artículo imprescindible y necesario para contextualizar el debate: economía y sociedad, personas y mercancías, hogares y empresas. Y también las relaciones sociales, los cuidados, la participación y el asociacionismo ciudadano, la formación, la cultura y el ocio no necesariamente consumista; sin olvidar los horarios y la aceleración de los tiempos; la diversidad de situaciones de empleo, de trabajo, de requerimientos personales y familiares. Como dice Recio: “el análisis de los tiempos es un buen punto de partida para reconocer las desigualdades profundas de nuestro modelo social y lo inadecuado de algunas políticas”. No dejemos tampoco de lado los urgentes imperativos sociales derivados de la creciente desigualdad; cambiar los tiempos, quizás, puede ser también un elemento que ayude a enfrentar con seriedad el problema de la cuestión ambiental.

En este número incorporamos dos artículos sobre sindicatos, el de Jorge Affarian que plantea la influencia positiva, vivida en Argentina, del sindicalismo de base sobre el sindicato corporativo tradicional, fuertemente vinculado al peronismo. Por otro lado, Rich Yeselson ofrece una crónica de la situación de los sindicatos norteamericanos ante las recientes elecciones presidenciales. Desde su autonomía muestran que se puede y se debe intervenir en política; aunque según el autor no siempre con el esfuerzo o el acierto debido.

Pere J. Beneyto realiza una breve pero interesante reflexión sobre el impacto de las políticas neoliberales en la precariedad y la desigualdad social. El punto de partida es la denuncia de la muerte de un trabajador de la construcción y la irresponsabilidad del empresario que lo contrató, en un panorama que tolera no sólo el riesgo físico y mental unido a la degradación del trabajo, sino también el riesgo social asociado a la desregulación laboral y los recortes sociales. Desde un ámbito diferenciado, en muchas ocasiones enfrentado, pero poniendo el énfasis en situaciones similares un especialista en recursos humanos, Tomás Rubio, introduce la necesidad de dignificar el trabajo de los segmentos desprotegidos; su punto de arranque también es un artículo anterior dedicado a la muerte de un rider; Rubio nos viene a decir que negocios sí, pero sin precariedad y vulnerabilidad laboral.

Culmina el apartado dedicado al trabajo el artículo de Daniel Kaplún sobre las pensiones. Un texto riguroso e informado que, con seguridad, puede servir para aportar argumentos a las demandas de los pensionistas, de los sindicatos y del conjunto de movimientos sociales preocupados por la deriva desigual de nuestras sociedades. ¿Serán de nuevo salarios, pensiones y prestaciones sociales objeto de políticas austeritarias de la Unión Europea? Hay bastantes atisbos de que puede ir por ahí la post-pandèmia. Mientras tanto, la lectura de El laberinto de las pensiones es un material imprescindible para formarse una opinión fundamentada y construir objetivos de movilización.

¿Cuál es, o debe ser, el campo ideológico de la izquierda? El compromiso entre los derechos sociales (igualdad) y los derechos civiles (propiedad), típico de la socialdemocracia ya no funciona. Nadia Urbinati nos dice que “el campo ideológico de la izquierda tiene su punto de apoyo en la lucha contra la desigualdad”, en el fomento de la participación y la profundización de la democracia. Complementa esta intervención el artículo de Enric Prat que presenta un amplio abanico de ideas para poner en marcha una estrategia emancipadora entre las que destacan no sólo las cuestiones sociales, ecológicas, políticas y culturales, sino también la conexión del trabajo político organizado con los movimientos sindicales y sociales; sin olvidar la necesidad no sólo de transformar la sociedad, sino también de plantear valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la ayuda mutua, el respeto hacia los demás, la reducción del consumo.

Y, a propósito del problema ambiental, Jordi Mir proporciona una reflexión sobre la necesidad de que los movimientos ecologistas y otros movimientos sociales afronten la urgencia de la emergencia climática teniendo en cuenta las enseñanzas de la historia y de los pensadores que introdujeron la cuestión ecológica.

Este mes de marzo de 2021 está repleto de aniversarios. No sólo celebramos el día de la mujer trabajadora, sino también el 150 aniversario del nacimiento de una gran mujer e intelectual, malograda por los monstruos del siglo XX: Rosa Luxemburgo. En su memoria y recuerdo volvemos a publicar el artículo de una gran especialista: María José Aubet.

El mismo año en que nacía Rosa Luxemburgo, nacía y moría, una de las grandes experiencias de emancipación: La Comuna de París, que tanto influyó en Marx, Reclús, Kropotkin y tantos otros. Supuso un período corto pero fructífero de efervescencia social, cultural, artística, lamentablemente pasado por las armas de la intransigencia. Andreu Mayayo nos lo recuerda en un breve pero completo artículo. La introducción de Kristin Ross a su libro sobre la Comuna de París, de forma complementaria, nos ofrece un atisbo de una aproximación a ese acontecimiento fundamental en la historia del movimiento obrero y de la historia de la emancipación, de una gran originalidad. Cuando se piensa en la Comuna, viene a la cabeza las imágenes de efervescencia, de enorme libertad-igualdad-fraternidad que acaba en muerte y masacre. Sin embargo, Ross nos produce un fuerte choque cultural al hablar de lujo comunal; un giro argumental que muestra cómo, en esos pocos días de ebullición popular, florecen nuevas formas de organización de la vida social, otras formas de vivir, de relacionarse, de vivir el trabajo y el arte, de imaginar… Florecer si, como el poema Los claveles rojos de Louise Michel, pués a pesar de los criminales que aplastaron la Comuna, brotaron a partir de ella nuevas formas de pensamiento y de movilización, anunciando la primavera que podría haber sido.

Entre los monstruos del siglo XX, el horror nazi de los campos de concentración, del Holocausto. Una superviviente, Liliana Segre, hace memoria y, al mismo tiempo, lanza un mensaje de esperanza, dando muestras de su entereza y capacidad de sufrimiento: “Sed mariposas volando sobre el alambre de púas”.

En el apartado entrevistas, reproducimos la de Giuseppe Provenzano que, aunque no renovado como ministro en el gabinete Draghi, tiene el interés de mostrar diversas vías de regeneración, de innovación y de participación, para atraer a los jóvenes hacia el Sur deprimido. También destaca la entrevista a Valeriano Bozal, una pequeña joya de sinceridad y coherencia, como el libro que acaba de publicar, sobre la cultura, el arte y la forma de vivirlos con compromiso.

Juan Bosco Díaz-Urmeneta presenta a John Akomfrah, artista y director de cine, comprometido con el reconocimiento de la diversidad de identidades culturales y la convivencia intercultural; el autor nos conduce por medio de su obra a la necesidad de una reflexión sobre el colonialismo y sus secuelas post-coloniales. Unas fotografías magníficas, sin olvidar las reflexiones a las que nos conducen. Habrá que dedicar algún número de Pasos a la Izquierda a la cuestión colonial y el post-colonialismo.

En este número contamos con tres reseñas de libros. Guillermo Martín presenta el texto de César Rendueles, Contra la igualdad de oportunidades, una apasionante apuesta por la lucha contra la desigualdad y por la igualdad y la libertad reales. Texto de imprescindible lectura, por su amplia mirada y equilibrada perspectiva sobre igualdad y desigualdad. Jordi Guiu introduce un libro no menos imprescindible, en este caso para entender la transición catalana y española, como es El hijo del chófer de Jordi Amat, en el que se aborda la corrupción como confluencia de intereses económicos, políticos y mediáticos. Una cuestión de muchísima actualidad. La reseña finaliza en una adenda inesperada. Finalmente, el comentario a la nueva edición crítica de las Cartas desde la cárcel de Gramsci, por el especialista Marcello Mustè; en sus palabras: una obra maestra de la literatura epistolar de cualquier época.

Como es habitual, Enric Berenguer ha seleccionado con esmero y profesionalidad un oportuno conjunto de fotografías históricas sobre el trabajo. Porque hablar de jornada es hablar de trabajo, empleo, vidas. Su introducción a estas imágenes conduce a la reflexión sobre la transformación de los trabajos y los cambios que se han producido en la mirada de los fotógrafos.

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