miércoles, 3 de marzo de 2021

El Barça en el cuartelillo con los cacos


 

La Junta directiva del FC Barcelona, con su presidente a la cabeza, ha sido detenida por la unidad de delitos económicos de los Mossos.  Josep Maria Bartomeu no ha huido a Waterloo ni a ninguna parte. 

Era lo que le faltaba a Cataluña, y más concretamente a Barcelona, para descender todavía más a la insignificancia; a esta Barcelona, que por su carácter de ciudad global sufre las más directas consecuencias de los efectos devastadores del independentismo y, en estos momentos, de la violencia subvencionada en sus calles; una violencia que es, a la vez, fuerte exigencia de cargos y carguillos en el próximo gobierno y puestos en la mesa del Parlament.   

El Barça, independentista de achicoria, ha sido el valedor de los zascandileos  de la política secesionista pata negra. Pero la junta directiva no ha sido detenida por ideas o comportamientos políticos, aunque no sería de extrañar que, para darle lustre al asunto, haya quien los incluya torticeramente en la nómina de los «presos políticos».

Decimos que es lo que le faltaba a Barcelona, porque a los cinco minutos de las detenciones la noticia corrió como la pólvora en los telediarios de Tokyo y Pekín, de Nueva York y Buenos Aires, de Londres y Milán, de Cazalla de la Sierra y Archidona. Con más cobertura y detalle que la detención de Sarkozy, que –como el rey del moro zarzuelero--  «lo tuvo tó y no tiene ná».

Barcelona –fútbol y política al baño María--  tejiendo y destejiendo como Penélope: durante el día, el sindicalismo confederal y las organizaciones empresariales defendiendo a duras penas el tejido productivo y encomendándose a san Pancracio, abogado de la salud y el trabajo, para que vengan inversiones;  por la noche las diversas behetrías del independentismo haciendo justamente lo contrario, desbaratando lo que se ha tejido.

Por lo demás, nótese el espejo de estas vidas paralelas situación política catalana y vicisitudes de la primera entidad deportiva de la ciudad: hace años que se nutren del mismo condumio que les está sumiendo en la decadencia. Ya hemos hablado de ello: es la parábola descendiente de Cataluña. La una y la otra lo fueron todo; ahora son la radiografía de la futilidad. Y, de momento, el método que proponen los salvadores –de Cataluña y del club de fútbol— pasa más por lo que no debe ser que por aquello que tiene que ser.

¿Exageramos algunos cuando hablamos de ´decadencia´? La palabra la tiene Antoni Puigverd, una personalidad del periodismo templado, un autor que no dice –ni escribe--  una palabra más alta que otra: «Moribunda es la situación del país».

Punto final: Cataluña que se aísla del mundo; el Barça que va perdiendo peñas a lo largo y ancho de la piel de toro. «Nosaltres sols»

 

Post scriptum.---  «Lo primero es antes», proponía don Venancio Sacristán, de los Sacristán de Chinchón de toda la vida, mientras encendía su caliqueño.

No hay comentarios: