sábado, 20 de marzo de 2021

MADRID, 4 de Mayo: simulaciones y disimulos


 

La convocatoria de elecciones madrileñas, anunciada de vertiginoso sopetón, ha sido interpretada como una potente reacción a la moción de censura en el Mar Menor. Y lo es, ciertamente. Pero en parte; en una parte  de menor importancia de la que se le ha otorgado. Ha habido mucha exageración intencionada.

La convocatoria fue concebida, posiblemente antes de que se iniciaran los torpes trámites de la moción con la idea de socorrer al Partido Popular del vendaval que recorría la rosa de los vientos de Madrid –dicen-- que es España y de España, que es Madrid. El partido nuevamente en el banquillo; Aznar y Rajoy citados como testigos; el edificio de la calle Génova a punto de perder su condición de basílica; y Pablo Casado como baricentro de las miradas inamistosas de media organización. Por lo que la moción murciana vino a ser agua de mayo. La batalla de Madrid, «esa grotesca producción de  cartón piedra que toma como pretexto la historia para contarnos un cuento», según hemos dejado escrito en uno de esos papeles Javier Tébar y un servidor. Grotesca producción con cinco duros de ideología y un chorreón de patriotismo de ambigú.

Operación de cartón piedra, sostengo. Lo chocante del caso es que, desde determinados sectores de la izquierda, se ha caído en la trampa: «o libertad o fascismo». No es ese el peligro del péplum del día 4 de Mayo. Cuando Covadonga Ayuso incita con su «o comunismo o libertad» sabe que tampoco es eso lo que se ventila. Aquí lo que es dilucida es la gradual substitución del Estado de bienestar por una política de ambiciosas privatizaciones y algunos toques de welfare caritas.

De modo y manera que los gestos salvíficos están de más. Y, además, han creado confusión a manta. No es el fascismo, sino el libertarianismo económico de Casado y Ayuso.

Dispensen algunos que les lleve la contraria.

 

Post scriptum.---  Por si faltaba poco para que se forme, ahí tenemos las nuevas relaciones entre los USA, los chinos y los rusos de Rusia. Don Venancio Sacristán les aconsejaría: «Lo primero es antes».

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