Analizar
los vaivenes del independentismo –especialmente los referidos a su sector
cátaro-- tiene el inconveniente de que
chocan con la fidelidad de miles de feligreses, que se sienten ofendidos con el
mismo efecto sensible de determinados grupos del Islam. Los católicos son más
tolerantes por las razones que sean. Cualquier reflexión sobre Waterloo tiene el mismo
recibimiento que los versos satánicos. Nosotros somos inasequibles al
desaliento. Con nuestros (casi) ochenta años
bien podemos recurrir al medieval dicho: «Para lo que me queda dentro,
me cago en el convento». Sea, pues: vamos al tajo.
¿Cómo
calificar a este Quim Torra?
No me refiero a su capacidad política sino a su estado mental. Que escriba a
los líderes europeos echando pestes de las medidas del gobierno español es puro
disparate. Pero encaja dentro de los parámetros políticos de esta orden
espiritual de Waterloo. Es sumamente criticable, pero al menos sus monaguillos
pueden argüir que se trata de una valoración política. No lo compartimos, por
supuesto. Ahora bien, lo que ya no tiene nombre es que tan locuaz persona
declare a la BBC que en España no hay medidas de confinamiento y que sólo en
Cataluña se está llevando a cabo. Torra en estado de delirio. Por lo que me
pregunto si tan redicho personaje está en sus cabales. Y, como acompañamiento,
me digo que cómo es que sus seguidores caen en deliquio cada vez que este
mentecato miente. Miente ya sea a conciencia o involuntariamente. Más todavía, ningún
covachuelo del Palau le ha sugerido que gobierne la lengua con un poco de tino.
Cosa
bien distinta es la opinión política del consejero Buch, que ha afirmado que el despliegue de los
militares de la Unidad Militar de Emergencias sólo
debe hacerse en las comunidades autónomas sin autogobierno. Se trata, por
supuesto, de (aparentemente) una majadería. Pero lleva una profunda
intencionalidad política: los militares españoles no tienen cabida en Cataluña.
No sea que se ganen el reconocimiento de amplios sectores. En Cataluña se sigue
la recomendación de un viejo amigo: «Pocos pelos y bien peinados». Pues bien,
Torra monja y Buch fraile: «amor de monja y pedo de fraile, todo es aire».
P/S. Pongámonos en la peor de las hipótesis.
Imaginen ustedes que me pilla el coronavirus. ¿Me voy ir al otro mundo si
decirle cuatro cosas (educadamente, por cierto) bien dichas al diligente Torra? Sea, pues, para lo que me queda dentro, me cago en el convento.
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