lunes, 16 de marzo de 2020

El acuerdo implícito entre Casado y Torra


La derecha carpetovetónica y la derecha catalana de Waterloo tienen un acuerdo implícito: mantener la confrontación contra el Gobierno en estos momentos de emergencia contra el coronavirus. Casado y Torra creen que una tregua sería perjudicial para sus intereses. Los dos han tomado nota de la unidad social, de la confraternización y solidaridad que se ha dado estas noches en las que miles de vecinos han salido a los balcones a aplaudir a los profesionales de la sanidad.  Torra ha visto esas movilizaciones en Cataluña, algunas de ellas cargadas de un profundo simbolismo: miles de vecinos, por ejemplo, en Mollet del Vallès, cantando el Bella Ciao desde las terrazas y balcones.  Eso no cuadra con Waterloo que considera indigesta cualquier conciencia de comunidad extraña (y, peor todavía, contraria) al soberanismo. No cuadra –decimos--  porque necesita recordar que estos son tiempos de confrontación a degüello: lo de la mesa de diálogo es un cuento chino de Esquerra Republicana de Catalunya. Por lo que el independentismo cátaro –el resto es pura filfa--  debe mantener sus esencias. De ahí el mandato de Waterloo al laborioso Torra para que, cimarrón diplomado, ataque las medidas contra el coronavirus «por invadir las competencias de la Generalitat». Y, en un sostenido arranque de indecencia, plantea la necesidad de una huelga general.

En efecto, Waterloo quiere mantener la confrontación a toda costa. Es más, el atolondrado narcisismo de Puigdemont le lleva a creer que esta es no una sino la oportunidad para sacar el procés del barbecho. Y para ello todo vale, incluso la burla de la situación difícil que atraviesa Madrid. La señora del «íbamos de farol» escribe en su twitter «De Madrid al cielo» que Puigdemont se apresura a compartir. Su objetivo es organizar la burla. Hace abstracción –intencionadamente, no lo duden--  de que desde Igualada también se puede ir al cielo. Eso sí, bajo el palio crepuscular de la estelada. Ha provocado una indignación masiva, aunque yo me lo tomo como la expresión alocada de su  fracaso personal y colectivo.

Repetimos, es evidente el acuerdo implícito de las dos derechas (la carpetovetónica y la de Waterloo). Casado afirmando indecentemente que «Sánchez propaga el virus» y Torra con su definitiva pérdida del oremus. En suma, el pacto de los lobos. 


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