miércoles, 4 de marzo de 2020

Ley de libertad sexual y la derrota de Rouco y sus hermanos





El día de ayer no pasará desapercibido. Dos acontecimientos lo avalan: la aprobación por el gobierno de Pedro Sánchez de la llamada ley de Libertad sexual y la derrota de los seguidores del cardenal Cañizares, el Ratzinger Chico, en la cúpula de la Conferencia Episcopal Española a manos del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. En lo que respecta a la ley dejaremos los comentarios para otra ocasión y en mejores manos, pues nuestros conocimientos sobre el particular están muy por debajo de lo exigible.

La elección del presidente de la Conferencia episcopal siempre fue un asunto político. En esta ocasión ha sido de extremada importancia. Competían las dos corrientes mayoritarias de la estructura eclesial española. En ninguna de ellas se encuentran los pastores que «huelen a oveja»; frente a frente están los que huelen a Varón Dandy y los que  traspiran Chanel número 5. Para entendernos: los moderados y los ultras. Ahora bien, los moderados, en esta fase actual, son considerados por las derechas de hisopo y pedregal como huestes del Anticristo. Juan José Omella se ha hecho con la batuta, tras una batalla en la que los ultras –agua bendita estancada durante siglos en la pila— han hecho simultáneamente de Pablo Casado y Rouco Varela, de Jota Jota Ramírez y Rocío Monasterio. Era la batalla española contra el Papa Francisco. Mejor dicho, la contribución española a la operación de acoso y derribo mundial –esto es, catholica— contra el enemigo principal, esto  es, los moderados de Francisco.

Ambas batallas –la del campanario español y la catholica, universal--  son simultáneamente religiosa y política. Es la batalla por el poder. Es la alianza, para decirlo en palabras de aquel viejo e inolvidable cantautor francés Jean Ferrat, del sabre et le goupillon. Que hoy sería del parné y el hisopo.

P/S.---  La Vanguardia editorializa hoy sobre este asunto. Poco a objetar. Excepto cuando se afirma que «puede darse por cerrada la etapa iniciada por Rouco». Olvida el diario que nada puede darse definitivamente por cerrado. Sabemos que doña Correlación de Fuerzas, una dama extremadamente versátil, ha levantado acta de este paisaje: los ultras cuentan con una militancia granítica con instrumentos mediáticos muy poderosos; sin embargo, los moderados no tienen tras de sí el aplauso de los cristianos de base sino una protocolaria conllevancia. El beaterio ultra cuenta con un beaterío montaraz; los moderados son muy sosegados y mirados por el rabillo del ojo por los cristianos aguerridamente de base.  

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