«El
lagarto está llorando, / la lagarta y el lagarto/ con delantalitos blancos», el
famoso poema infantil de Federico García Lorca. Así parece que entraron ayer en el hemiciclo Casado y Rivera. Llorando o haciendo
pucheros camino del mismo escaño de la anterior legislatura. No ha habido
«valor seguro» en los de Casado; los del lagarto Rivera sin haber adelantado (sorpasso) a los del lagarto Casado.
La
primera sesión del Parlamento ha evidenciado que el triángulo escaleno de las
derechas no puede vivir sin bronca. La zahúrda es su signo de distinción.
Fallido intento del lagarto Rivera de paralizar la sesión con motivo de la
fórmula utilizada por los diputados independentistas de prometer el cargo. La
flamante presidenta, Meritxell Batet, no entra
al trapo. Nerviosismo de Rivera. Minutos antes se había producido un gesto que
dará que hablar: su diputada estrella Inés Arrimadas ha saludado, con besos incluidos, a los
diputados independentistas que están siendo juzgados. Y, como es sabido por
todos los lagartos, «la española cuando besa, es que besa de verdad». Ella no ha ido a Madrid para hacer de chacha, sino a mandar. El beso es la primera señal. Cosas
veremos en esta legislatura entre los dos pesos pesados de Ciudadanos.
La
gran mayoría de los comentaristas y politólogos auguran una legislatura de
cuatro años, es decir, completa. No es que los números parlamentarios lo avalen
exactamente, pero la geometría variable del encaje de bolillos permitiría
gobernar con desahogo. No digo que no. Doctores tiene la iglesia. Pero si la
política de estos tiempos tiene una característica diríamos que es la
volatilidad.
Más
todavía, será una gobernabilidad siempre condicionada por el «qué hay de lo
mío» para conseguir el apoyo al gobierno. Será la tensión entre el arreglo del
techo del campanario y los intereses generales.
En
todo caso, hay algo rotundamente seguro: el triángulo escaleno de las derechas
intentará convertir las Cámaras en la casa de la Troya. Téngase en cuenta que
tales alborotos son de consumo interno. Esto es, para que los bronquistas les
digan a sus amigos, conocidos y saludados que siguen siendo los de siempre.
Punto
final.-- Me barrunto que, a lo largo de
esta legislatura, habrá cambios en los catetos del triángulo escaleno.
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