jueves, 2 de mayo de 2019

Contrato moral Gobierno y sindicatos




La Vanguardia, el gran diario barcelonés ha captado el momento: fiesta democrática el domingo tras el resultado de las elecciones y celebración importante del Primero de Mayo. Lo ha captado hoy, tanto en portada como en su editorial, parece que empieza a alarmarse.

En portada afirma en titulares que «Los sindicatos reclaman a Sánchez una contrarreforma laboral». Contrarreforma (sic). No, no es eso. La intención es clara: darle a la exigencia sindical una connotación negativa. Más todavía, el mensaje, distorsionando el carácter de la reivindicación, expresaría la inconveniencia (para la empresa periodística) del clamor sindical de anular lo que, exactamente, fue –ahora sí— toda una contrarreforma pura y dura. Vendrán más avisos por parte del Conde de Godó y asociados.

También el rotativo barcelonés ha captado la otra parte del mensaje sindical, que reiteradamente han planteado Unai Sordo y Pepe Álvarez. A saber, que el próximo gobierno sea de coalición. Y comoquiera que el señor Conde y asociados saben que no es posible un gobierno de Sánchez con Rivera, la petición es clara: el PSOE en solitario. Pronto lo veremos escrito tout court en La Vanguardia.

Por supuesto, se entienden los motivos de Sánchez para no comprometerse, de momento, con la fórmula magistral. Parece prudente dejar que pase la etapa de montaña de las europeas, autonómicas y municipales de finales de mes. Lo que no quita, a decir verdad, que la exigencia de los sindicatos se haya planteado con nitidez. A saber, gobierno de coalición de las izquierdas. El caso de Portugal viene a cuento: su gobierno se ha consolidado y, quienes le habían augurado desconcierto, ruina y fracaso  se han llevado un chasco considerable.

Ahora bien, podremos tener más garantías de un apropiado gobierno si la etapa de montaña, que está pendiente, representa otro aldabonazo de la izquierda. Y si en la primera etapa los sindicatos han jugado un significativo papel, desde su independencia, ahora deben continuar movilizando al conjunto asalariado en la dirección del triunfo. Es el contrato moral entre el Gobierno y los sindicatos.

Volvamos a lo nuestro. La necesidad de elaborar un nuevo Estatuto de los Trabajadores es apremiante. A mi juicio, la razón principal es que el viejo texto no se corresponde con las transformaciones que se han dado en los últimos cuarenta años. El viejo texto –digámoslo con rotundidad--  huele a naftalina.

(La foto de la manifestación se corresponde al Primero de Mayo en Granada).

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