sábado, 4 de mayo de 2019

La izquierda perfecta y las pasadas elecciones. Una nota incordiante.




Parece claro que algunos no hemos sabido convencer a ciertos amigos para que desistieran de organizar candidaturas de izquierda de cara a las pasadas elecciones generales. Seguramente los argumentos que les dimos no fueron suficientemente convincentes. En lo que a nosotros se refiere es del todo claro que fracasamos en nuestro intento. A partir de ahora tendremos que afinar más en nuestros razonamientos y darle más espesor político a nuestras sugerencias. Ahora bien, nuestros amigos tienen su propia responsabilidad. Por supuesto, estoy hablando principalmente del empeño que han puesto mis admirados Baltasar Garzón y Gaspar Llamazares en transformar su movimiento, Actúa, en partido político y, de ahí, a competir en las elecciones generales. La idea inicial –esto es, Actúa como movimiento impulsor de diálogo de las izquierdas y los progresistas— tenía su fundamento. Convertirlo en un partido convencional tenía el riesgo de que interviniera como tal en los procesos electorales. Así ha sido. Fracaso caballuno. 

El caso de Actúa es el más visible, pero no el único. No pocos conocidos también se han decidido, de un tiempo a esta parte, en fundar nuevos partidos de izquierda. No es necesario citarlos porque sería un tanto farragosa su descripción. En todo caso, no creo ser excesivamente entrometido si –respetuosa y cariñosamente--  les sugiero que también ellos nos ofrezcan su rendición de cuentas, esto es, la valoración de sus resultados. De entrada les invito a contradecirme, si es que estoy errado: vuestros resultados electorales no sólo han sido irrelevantes sino que, especialmente, no han ayudado a establecer una mejor relación de fuerzas. Si esto es así sería oportuno que especificaran los motivos de la marginalidad de sus resultados. Esto es, que dieran a conocer por qué sus presupuestos electorales no se han traducido en los resultados que esperaban.

Hay gente irascible que entiende que ese desmesurado afán por fundar partidos y partidillos a la izquierda se corresponde con vivir del cuento, o seguir viviendo del cuento. No digo que no. Pero no creo sinceramente que ese sea el caso de Actúa y el de otros conocidos y saludados que han hecho acto de presencia en las generales del pasado domingo. Esta opinión que expreso puede no ser convincente para muchas amistades. Pero yo entiendo que los tiros van por otra vereda. Lo digo, porque las gentes que me refiero no necesitan la política para ´vivir´ con o sin cuento. Son personas de acreditada profesión. El motivo –equivocado, por supuesto--  es, me parece, una extremada y, tal vez, patológica pasión política que les conduce a una tendencia al redentorismo. Y, más en concreto, a pensar que ellos encarnan la izquierda perfecta. La izquierda del presente y futuro perfecto. Sea como fuere, se nos debe una explicación de la poquedad de los resultados. Es lo que tiene el dichoso camino de perfección.

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