martes, 23 de octubre de 2018

Waterloo, la madre de todos los quilombos




Cataluña vive una situación realmente grotesca. La guinda se ha puesto en Waterloo. Carles Puigdemont ha puesto en marcha el llamado Consell Nacional per la República. A la diestra de dios-padre se sentará Toni Comín, perejil de salsas de difícil digestión. Un personaje que es la garantía acreditada de que donde pone el ojo surge el estropicio.

Sin ningún tipo de empacho, ni legalidad, dicho consejo se auto legitima como el primer organismo institucional de Cataluña. Para mayor estupor de la gente sensata, el tal Consell se presentará en el Palau de la Generalitat el próximo día 30 de Octubre. El presidente vicario le rendirá pleitesía en uno de los salones del Palau.

Primera hipótesis: en Waterloo, la casa de la república catalana lucha por no ser desahuciada por la invisibilidad, afirma con sorna Sergi Pàmies.  A costa, podríamos añadir, de aumentar la madre de todos los quilombos. Segunda hipótesis provisional: el Consell de marras intenta indicar que el hombre de Waterloo es un valor con el que el independentismo tiene que contar a todos los efectos. Ahora bien, su aparición en la tramoya política se produce cuando el independentismo aparece públicamente dividido en diversas banderías. Más dividido que nunca. La pintoresca CUP le ha puesto la proa a Quim Torra, Esquerra se entiende mejor con Pablo Iglesias que con Puigdemont y el PDeCat, la enésima versión del consorcio convergente, está en pie de indignación por la aparición del nuevo partido, la Crida, hecho a imagen y semejanza de Waterloo.

Las hipótesis anteriores pueden complementarse de la siguiente manera: aquí no hay más partido que la Crida y Puigdemont es su profeta; Esquerra se desliza hacia el mal de amores de la negociación; y, definitivamente, el PDeCat es una chuchería del espíritu. Puigdemont, sanctus, sanctus, sanctus.  Para rematar el quilombo, el sector soberanista de los Comunes hace una excursión a Babia. El oso de Favila está a la espera. Paco Rodríguez de Lecea, con las maletas hechas, rumbo a Sevilla, escribe POLÍTICA HACIA DENTRO. Un artículo no apto para corazones flojos de remos.


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