Francamente, yo pensaba que era un bulo, un fake que dicen ahora los que exhiben una
mano de pintura de modernez. Sin embargo, es tan verdad como cierto es el
teorema de Euclides: los números primos son
infinitos. Ya digo, me pareció un bulo cuando lo vi en ese patio de vecindones
que son las llamadas redes sociales. El Periódico acredita que, en efecto, el
doctorando Albert Rivera se
negó a pasar el control de seguridad del aeropuerto de Barcelona. Abajo tienen
ustedes la referencia.
No sólo se niega sino que, además, provoca un sonado
altercado entre sus guardaespaldas y la policía del aeropuerto. Este
caballerete parece considerar que sólo y solamente los que tienen la piel oscura,
visten chilaba, lucen rastas en la cabeza, miran de reojo u otras extravagancias han de pasar por el aro
de la norma. Albert Rivera o la ley del embudo.
Un dirigente político que se pasa la norma por la cruz de los
pantalones. Me imagino qué hubiera pasado si un coletudo Pablo Iglesias, siempre a medio afeitar, hubiera hecho
lo mismo. Rivera habría sacado todo el
arsenal de las invectivas de la España cañí.
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