miércoles, 10 de octubre de 2018

¿Cuándo se jodió Cataluña, Puigdemont?




Hace un año Puigdemont parecía que se iba a comer el mundo. Hoy está tendencialmente sólo, fané y descangayado. Los recientes acontecimientos políticos de Cataluña deberían sugerirle una serie de meditaciones en el confort del palacete de Waterloo. Porque en una semana el independentismo ha entrado en una crisis que tal vez sea definitiva.

La ruptura de la mayoría independentista en el Parlament no es cualquier cosa. No era una mayoría férrea, sino de hojalata. De ahí saco la siguiente conclusión provisional: el independentismo está en una situación peor que hace un año y con un horizonte menos esperanzador para sus intereses.

Soy del siguiente parecer: la cosa empezó a hacer aguas cuando Puigdemunt tomó las de Villadiego y, sin despedirse de nadie, puso sus reales en Bélgica. Ahí arranca la parábola descendente del independentismo. Ahí empieza la gran crisis del independentismo. Y es a partir de ese momento cuando surgen toda una serie de cuestiones que avalan lo que decimos.

A saber, la división entre la política y los movimientos que le daban soporte. Poco a poco se va transformando la ola de las sonrisas en muecas generalizadas. Surge el subsuelo –esto es, el escuadrismo--  como comisario político de los meandros del independentismo político de quien desconfía profundamente. O sea, los cdr como elemento exigente de que se cumpla todo aquello que irresponsablemente se le ha prometido al pueblo de Cataluña. Se trata de un subsuelo que combina las acciones ilegales con las posibilidades legales o alegales.

Se dice que durante este periodo de un año el gobierno Torra no ha gobernado, ni el Parlament ha tenido protagonismo alguno. Muy cierto. Pero habría que añadir lo siguiente: el gobierno no ha gobernado por dos razones: primera, porque no sabe y, por ello, se dedica a lo que entiende, esto es, a las tareas de agitprop; segunda, porque ha pospuesto las tareas de gobierno a la conquista de la independencia.  Recuerden las constantes referencias: este problema se resolverá cuando tengamos la república. Cuyo ejemplo más extremo lo protagonizó el encargado del negociado de Sanidad, el conceller Comín: «las listas de espera se resolverán cuando seamos Estado». Obscena demagogia.

No hay comentarios: