jueves, 11 de octubre de 2018

Catalunya en Comú o la rosa de Alejandría




«Todo seguirá igual al margen de las votaciones en el Parlament», ha declarado la portavoz del Govern que lidera vicariamente Quim Torra.  Su nombre es Elsa Artadi. O sea, ya puede decir el Parlament que la longitud de la circunferencia resulta de multiplicar su diámetro por  π que el govern dirá y hará lo contrario. Si entiendo bien, tras la ruptura de la mayoría independentista, la unidad del equipo de Torra se basaría en actuar al margen del Parlament. La unidad del govern, se entiende, no gestionando las cosas de la vida sino para mantener su cacofónica agitprop.

Y, en esas, Catalunya en Comú lanza una oferta chocante. Le cedo la palabra a Paco Rodríguez de Lecea:

« No lo entiendo. Si la prensa diaria no miente, las portavoces de Catalunya en Comú en el Parlament catalán, Jessica Albiach y Elisenda Alamany, han ofrecido al tambaleante Govern de Quim Torra apoyar su proyecto de presupuestos con el fin de “contribuir a la estabilidad”. Lo han hecho en el momento en el que Torra ha quedado en minoría en tres votaciones simbólicas del Parlament. Simbólicas, todo hay que decirlo, porque desde la intemerata no ha habido una sola propuesta del Govern vicario que no girara en torno a cuestiones de este tipo, sin trascendencia para las cosas de comer.

» ¿De qué estabilidad hablamos entonces, de la del unilateralismo a palo seco? ¿Y por qué hay que salvaguardarla? ¿Qué rara virtud, que yo desconozco, tiene la estabilidad por la estabilidad, el apoyo a la permanencia precaria de una política construida sobre el fake, la benevolente luz verde a una tozuda negativa a rectificar?

» Si la clave está en los apuros de la alcaldesa Colau para conseguir pasar los presupuestos de Barcelona, ese objetivo apenas tiene recorrido. La batalla de las municipales va a ser despiadada y el unilateralismo solo apoyará las cuentas de la Casa Gran a cambio de una previa rendición incondicional de la alcaldesa a la “causa”. Porque no son la independencia ni la república los objetivos reales de este juego de tronos, sino el poder descarnado por el poder. Y la ciudad de Barcelona es en este sentido el bocado más exquisito que queda por repartir.


… » No entiendo, sobre todo, que las Comuns ofrezcan un pacto de estabilidad a la incoherencia y a la inconsistencia, cuando nada ni nadie les obligaba a hacerlo». (Fin de la cita). 

Yo tampoco lo entiendo. No entiendo el misterio de esta rosa de Alejandría: o «colorada de noche y blanca de día», que reza el dicho popular, o «rosa amarilla», según la cantó Manolo García.   






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