«Todo seguirá igual al margen de las votaciones en el
Parlament», ha declarado la portavoz del Govern que lidera vicariamente Quim Torra. Su
nombre es Elsa Artadi.
O sea, ya puede decir el Parlament que la longitud de la circunferencia resulta
de multiplicar su diámetro por π que el govern dirá y hará lo contrario. Si entiendo bien,
tras la ruptura de la mayoría independentista, la unidad del equipo de Torra se
basaría en actuar al margen del Parlament. La unidad del govern, se entiende,
no gestionando las cosas de la vida sino para mantener su cacofónica agitprop.
Y, en esas, Catalunya en Comú lanza una oferta chocante. Le cedo la palabra
a Paco Rodríguez de Lecea:
« No lo entiendo. Si la prensa diaria no miente, las portavoces de
Catalunya en Comú en el Parlament catalán, Jessica Albiach y Elisenda Alamany, han ofrecido al tambaleante Govern de Quim Torra apoyar su proyecto de presupuestos con el fin de “contribuir a
la estabilidad”. Lo han hecho en el momento en el que Torra ha quedado en
minoría en tres votaciones simbólicas del Parlament. Simbólicas, todo hay que
decirlo, porque desde la intemerata no ha habido una sola propuesta del Govern
vicario que no girara en torno a cuestiones de este tipo, sin trascendencia
para las cosas de comer.
» ¿De qué estabilidad hablamos entonces, de la del
unilateralismo a palo seco? ¿Y por qué hay que salvaguardarla? ¿Qué rara
virtud, que yo desconozco, tiene la estabilidad por la estabilidad, el apoyo a
la permanencia precaria de una política construida sobre el fake, la
benevolente luz verde a una tozuda negativa a rectificar?
» Si la clave está en los apuros de la alcaldesa Colau
para conseguir pasar los presupuestos de Barcelona, ese objetivo apenas tiene
recorrido. La batalla de las municipales va a ser despiadada y el unilateralismo
solo apoyará las cuentas de la Casa Gran a cambio de una previa rendición
incondicional de la alcaldesa a la “causa”. Porque no son la independencia ni
la república los objetivos reales de este juego de tronos, sino el poder
descarnado por el poder. Y la ciudad de Barcelona es en este sentido el bocado
más exquisito que queda por repartir.
… » No entiendo, sobre todo, que las Comuns ofrezcan
un pacto de estabilidad a la incoherencia y a la inconsistencia, cuando nada ni
nadie les obligaba a hacerlo». (Fin de la cita).
Yo tampoco lo entiendo. No entiendo el misterio de esta
rosa de Alejandría: o «colorada de noche y blanca de día», que reza el dicho
popular, o «rosa amarilla», según la cantó Manolo García.
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