jueves, 13 de septiembre de 2018

La levedad de Albert Rivera




Los de Rivera están sin brújula desde la moción de censura a Mariano Rajoy. La formación del gobierno de Pedro Sánchez les pilló tartamudeando.  Son cien días de un tartajeo ininterrumpido. El confuso proyecto de Rivera, un comistrajo indigesto, sólo se mantiene sobre la base de gestos al por mayor y disparando con arcabuz en dirección a Pablo Casado y Pedro Sánchez.  En los másteres del primer espada popular y, ahora, en la tesis doctoral del presidente del gobierno, han cifrado buena parte de sus esperanzas, amén de agitar el ambiente para que la zahúrda catalana no decaiga. El resto es pura inanidad. 

El triste grupo dirigente de Ciudadanos se está convirtiendo en una escuadrilla de insinuaciones en una búsqueda espasmódica de titulares en los medios de difusión. Mientras tanto, aquellos que podrían decir alguna cosa –Garicano, por ejemplo--  pasean su soledad en el cuarto oscuro de la sede del partido. Sólo hablan el gárrulo (atención al acento) de Rivera y el resto de los garrulos (esta vez sin tilde) del puente de mando. El trasatlántico que pudo haber sido y no fue se está convirtiendo en un chinchorro de agua dulce. No lo lamentamos.

No hay comentarios: