viernes, 21 de septiembre de 2018

Aznar, ese hombre



La intervención de José María Aznar en la comisión investigadora del Congreso de los Diputados ha sido, a todas luces, inquietante. Se ha comentado por diversos analistas su tono bronquista, su talante de cacique. Aznar convirtió el Parlamento en un tugurio de mala muerte. Aznar en su estado más natural.

Lo importante de su comparecencia en la comisión  es que Aznar, con ese estilo,  está marcando la pauta política al Partido Popular. En todo caso, varios son los elementos que nos provocan una reflexión: el carácter de estos instrumentos parlamentarios y el giro del Partido Popular.

Las comisiones de investigación se han convertido en un perifollo que, de manera chocante, está dando más brillo al investigado que a sus interpelantes. En esta ocasión, Aznar salió ileso de un  rifirrafe que, por lo general, apenas si le arañó. Cuando el estilo de taberna suplanta a la política el matón de turno tiene todas las de ganar. Ahora bien, soy del parecer que en la sesión del otro día apareció una novedad que, a mi juicio, no ha sido tenida en cuenta por los observadores y analistas políticos. Aznar aprovechó la ocasión para reaparecer como el mentor de la derecha española.

Vemos, tras la moción de censura que derrotó a Rajoy, el Partido Popular quedó momentáneamente como el gallo de Morón. Sin plumas y cacareando. Una ocasión que podía favorecer a Ciudadanos que le iba soplando en el cogote. Con lo que tras la derrota el PP se vio necesitado de volver a las fuentes. A las fuentes de los Tercios de Flandes. Había que archivar al pusilánime Rajoy por el rudo Aznar. La escenografía de su reaparición en la escena indicaba con toda claridad el giro. Casado y sus párvulos acudieron llevando bajo maza al caudillo. Lo contrario de otros tiempos recientes: las intervenciones de Aznar eran ninguneadas y boicoteadas por el grupo dirigente del PP de Mariano.


Y Aznar aprovechó la ocasión. Trucó la historia, negó que el partido se hubiera convertido en una pocilga, re reivindicó a sí mismo. Pero lo fundamental es que les dijo a los suyos qué tipo de política –sectarismo, dogmatismo y ultraderechismo--  debe acentuar su formación. La oposición salió alguacilada del encuentro. Salvo Pablo Iglesias, que fue al grano. Que no cayó en la provocaciónEn todo caso, somos de la opinión que se abre una nueva fase –mucho más inquietante—en la política española. Ha resucitado Aznar. 

No hay comentarios: