1.-- Dentro de unos días Manuel Valls, que fuera primer ministro de la República Francesa, anunciará
que se presenta a las elecciones municipales de la ciudad de Barcelona. Quiere
ser alcalde. Hace tiempo nuestro hombre fue tentado por Ciudadanos para que
encabezara la lista. Fue una opción que no pocos analistas calificaron de
brillante. Andando el tiempo, Valls le ha dado la vuelta al planteamiento
inicial: se presentará al frente de una coalición de ciudadanos que, a ser
posible, apoyada por el mayor número de fuerzas políticas posible. La jugarreta
le ha salido, de momento, bien al versátil político. El inicial gozo de los de Rivera en un pozo. No era esa inicialmente la operación.
Ya lo dijo Peret, el rey de la ruma
catalana: «Barcelona tiene poder». Es el poder de un prestigio global. Tiene
tanto prestigio que ha podido encandilar a un político que ha hecho su cursus honorem en Francia. Cierto, es
una personalidad que está de capa caída, pero eso no invalida lo anterior. En todo caso, dejamos constancia de esta
novedad: un político que ha llegado a la cima en Francia quiere ser alcalde de
Barcelona.
2.-- En la vida política es muy frecuente que en
las listas electorales para las elecciones generales se presenten personas que,
tras el resultado de las mismas, sean llamados «diputados cuneros». Es una
práctica antigua que nos viene del siglo XIX. Son personas que no pertenecen al
distrito electoral por el que se presentan. La normalidad de esta situación es
tal que ya ha perdido la connotación despectiva que tuvo otrora. Hoy la utilizan
todos los partidos. «Todos» quiere decir todos.
3.-- Ahora bien, hasta donde yo sé la opción de
Manuel Valls es la primera –al menos de esa enjundia-- que se da en el ámbito municipal. No hay
ningún artificio legal que se lo impida. Ahora bien, lo que tendría cierto
sentido –el que dan los usos y costumbres--
en el terreno parlamentario no parece tener un sensato acomodo en la
vida municipal. Menos todavía en lo referente al candidato a alcalde. Porque
dicha técnica desvirtúa –o, al menos, así nos parece-- la cercanía de los candidatos a la ciudadanía
que pretenden representar. Y, por otra parte, así las cosas, se da un giro
indeseable de aproximación de las elecciones municipales a las generales,
rompiéndose el concepto de vecindad.
Vecino, cuyo origen es el siguiente: procede el latín vicinus, que a su vez proviene de «vicus» (barrio o lugar): o sea,
el que habita con otros en un mismo edificio, barrio o ciudad, aunque en
viviendas independientes. En resumidas cuentas, el vecino construye la democracia
vecinal, la más próxima. El cunero es otra cosa. No es, pues, una cuestión
formal, sino de fondo.
4.-- Por lo demás, el caballero Valls, con sus
pomadas transformistas, «dejó en todas partes memoria amarga de sí». Con lo que
espero y deseo que don Manuel vuelva a hacer las maletas y como Eugenia de Montijo, que cambió las aguas del Darro por las del Sena, deje las aguas
del Besós por las del Sena. Sería una
decisión acertada.
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