sábado, 20 de junio de 2020

¿La ´nueva normalidad´? Pollas en vinagre


«A cambio de la ayuda que piden, los empresarios deben tener un compromiso claro con el buen empleo». Lo ha dicho Antón Costas, desde hace tiempo una de las mentes más lúcidas de los actuales episodios nacionales. Para mayor abundamiento esa es la tesis central de su artículo de hoy, sábado, en El Periódico. Por otra parte, el profesor Costas toma nota de los discursos de la Convención empresarial que se está celebrando estos días: «Es una retahíla bastante convencional en torno al qué hay de lo mío».

Ese «qué hay de lo mío» está en el código genético del empresariado español que, hoy por hoy, ha renunciado a tener un proyecto general de país. Hubo un tiempo en que la pugna entre los empresarios era en torno al «modelo de país». Ahora, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Es el momento del empresario autista: él, sólo él al margen de todo. De hecho el discurso de apertura de Antonio Garamendi, la vara alta de la CEOE,  se situaba en las rutinas endémicas del empresariado español: el qué hay de lo mío, que viene de los tiempos de antañazo. Peor todavía: la orientación principal del discurso es una consigna a seguir las rutinas de siempre: «No hay que ir a la nueva normalidad, sino volver a la vieja tan pronto como sea posible». Ni siquiera una sugerencia de echar una mano al gobierno, aunque fuera como indica Edgar Morin, es decir, a través del «antagonismo colaborador», un brillante constructo que no tiene nada de oxímoron. Lo único potable del discurso de apertura es la llamada al diálogo, que contrasta con la actitud patológicamente desesperada de los cristobicas del hombre de Marbella, un guiñol obsesivamente bronquista.

Garamendi debe estar inquieto por eso de la «nueva normalidad». De hecho, cuando se fabrica un potingue de esas características que no especifica su naturaleza y sus objetivos, pueden ocurrir dos cosas: o seguir la corriente de su real o aparente banalidad o apretar los esfínteres precavidamente no sea que en esa novedad haya gato escondido. De ahí que Garamendi haya venido a decir: «¿Nueva normalidad? Pollas en vinagre. Vayamos a lo seguro, a lo de siempre: a continuar haciendo lo que nos salga de la cruz de los pantalones». 

Bien, no seamos agoreros: todavía hay tiempo  para que el discurso de clausura le de dos manos de pintura al de apertura.

Addenda.--- No crean ustedes que no valoro que la CEOE haya vuelto a la mesa de negociaciones. Hasta ahí podíamos llegar.

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