martes, 2 de junio de 2020

Elecciones catalanas cuanto antes




El conflicto interno del independentismo catalán se ha hecho crónico. Es, en mi opinión, una consecuencia (posiblemente la más llamativa) del fracaso del procés, del que apenas se habla por las diversas partidas del independentismo. Que hoy está dividido y enfrentado por arriba, abajo y en medio. Este fracaso y, especialmente, esta división explicarían, aunque en parte, los excesos verbales y el traqueteo  epiléptico de los allegados de Waterloo. En todo caso, tengo la impresión que ese estado crónico está en puertas de ser pura putrefacción. Cada día que pasa se incrementa la velocidad de una definitiva descomposición. Las continuas deposiciones retóricas del sinedrio de Waterloo aceleran ese desfile.

Que ERC haya decidido volver al «espíritu de la investidura» ha vuelto a poner de los nervios a quien formalmente es el presidente de la Generalitat. Al tiempo que el hombre de Waterloo cañonea a los de Junqueras porque, de esa manera, se alejan del independentismo. Dispensen ustedes la retranca: ni una palabra de agradecimiento a ERC porque les ha estado manteniendo el jornal, la sopa y la poltrona.

Torra ha demostrado ad nauseam su incapacidad para gestionar. Es tan cierto que lo único que le interesa es la independencia como que de ello se sirve de excusa para disimular su incompetencia. Alguien le habrá señalado el mensaje de Mazzarino: «Simula y disimula». Pero de esa exhibición de ignorancia y garrulería es también responsable ERC que nunca se ha atrevido a pasar el Rubicón. Ni siquiera, a estas alturas, de incompetencia gubernamental crónica.

ERC indica que quiere hacer política. Pero no rompe el nudo gordiano que le impide pasar a la acción. Ni siquiera para haber tomado cartas en el asunto de Nissan. Un gobierno a la deriva, señala el ingeniero Manuel Gómez Acosta: «Sería una simplificación oportunista descargar sobre las espaldas del Govern toda la responsabilidad del desastre, sin duda la estrategia de la multinacional cada vez más condicionada por el protagonismo de Renault es la responsable» (1). Pero no es menos cierto que Torra ha estado a verlas venir. Ha sido un presidente holgazán.

O se va a elecciones catalanas con la prudencia que exija la lucha contra la pandemia o las cosas se irán pudriendo aceleradamente.

¡Gloria al maestro Jordi García--Soler!




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