miércoles, 17 de enero de 2018

Sobre las pensiones.



1.-- «Han cambiado la forma y los cimientos de las cosas». Son palabras de Pier Soderini, gonfaloniere, al Consejo Grande de la ciudad-estado mientras el ejército de Nápoles al mando del virrey Cardona asediaba Florencia. Faltaba poco para que cayera la república y volvieran los Médicis al poder (1). Primera conclusión: cuando todo cambia hay que obrar en consecuencia. Lo que viene a cuento por la importantísima cuestión de las pensiones en España.

Llevamos unas semanas de ajetreo con el tema de las pensiones. Desde el gobierno se lanzan confusos y contradictorios mensajes sobre el particular. Pedro Sánchez propone la creación de un impuesto a la Banca para propiciar ingresos y el sindicalismo confederal ha reiniciado las movilizaciones. De hecho, Unai Sordo llama a los sindicalistas a «creced y multiplicaos» por toda la geografía en defensa y mejora del sistema público de pensiones. Mientras tanto, los fondos de pensiones aguardan carroñeramente que todo se vaya al garete. De esa forma se harían con ingentes masas de capital para gestionarlo sin reglas ni controles.

2.--  Las propuestas del Gobierno, todavía no concretadas, y las de Pedro Sánchez no tienen en cuenta, sin embargo, que han cambiado la forma y los cimientos de las cosas. Sus propuestas siguen dejando de lado los grandes cambios tecnológicos en curso, la deconstrucción del empleo, la radical mutación de las pirámides de edad y, en suma, el nuevo paradigma de reestructuración de los aparatos productivos y de servicios. De toda la economía. Esas propuestas siguen instaladas en el antiguo régimen económico. De ellas no se puede esperar nada sostenible y eficazmente duradero. Es más, tienen el siguiente despropósito: la desvinculación con las políticas de creación de empleo y la mejora de los salarios.

3.--  Comisiones Obreras cuenta, a mi entender, con una razonable propuesta en lo atinente a las pensiones. Dicho programa debe ser un banderín de enganche para movilizar, durante una primera fase, al conjunto asalariado. Sería un elemento de freno de la degradación de las pensiones. Y, desde ahí, proponer, en una segunda fase, un proyecto instalado en el nuevo panorama postfordista de la globalización interdependiente. Un proyecto unitario de todo el sindicalismo confederal. Así las cosas, el Pacto de Toledo o se renueva profundamente o se convertirá en una quisicosa ineficaz.

4.--  Tengo para mí que las derechas, económicas y políticas, solamente son partidarias de parches sor Virginia. Su objetivo es el traslado de enormes cantidades de dinero a  los capitales privados. Lo que no está claro, al menos todavía, es de qué manera las izquierdas sociales y políticas se van a enfrentar a ello. La política de resistencia tiene sus límites, y cada ´momento resistente´ sin alternativa se deja  perder plumas en el camino. Aflórese, pues, la alternativa, el proyecto para la primera fase. Y construyan  la nueva arquitectura de la Seguridad Social, con sus vínculos y compatibilidades, en el cuadro de estos tiempos.

Nota.--  En la foto podemos ver, junto a Marcelino a Jordí Ribó, Quico Blanch, Antoñito Jiménez y Conchi Castellanos en la Piher de Badalona. 

(1)         El discurso de Soderini puede leerse en el libro La sonrisa de Maquiavelo, de Maurizio Viroli (Tusquets Editores)


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