Eso de Tabarnia trae cola. Lo que, en un principio, fue
obra de una cofradía de cachondos noctámbulos puede acabar en otro embrollo
como el del procés. Lo que,
inicialmente, fue un divertimento está tomando ciertos visos de surrealismo
político. La cosa –todo hay que decirlo--
tiene su originalidad: Tabarnia como una parte del litoral catalán que
quiere librarse de la Cataluña rural y proclamar su propia soberanía.
El cachondeito fue de tal
magnitud –las crédulas redes sociales lo ampliaron hasta la náusea-- que tuvo su protagonismo interesado en
algunas tertulias televisivas que dieron por buena la noticia. O lo aparentaron
interesadamente. Algunos importantes rotativos redactaron la noticia de manera
tan ambigua para disimular su falsedad. Sobre chispa más o menos –afirmaron con
la cazalla a flor de boca-- que al
independentismo le había salido un herpes en la espalda. Tabarnia por aquí,
Tabarnia por allá. Tabarnia: la insurrección de los ilustrados cosmopolitas del
litoral mediterráneo frente a los garrulos comarcanos del interior. O sea, el
Verbo del cachondeo se hizo carne.
Ahora bien, lo que empezó en una
noche de guasa etílica puede agriarse y, convertido el moyate en vinagre,
transformarse en un elemento añadido de la fractura social de Cataluña. Que
este patio de vecinos está dispuesto a creerse lo que le echen y hay gente con
ganas de hacer un pan como unas hostias.
Moraleja: lo que empezó en la
taberna, quédese en ella. Así es que mucho cuidado, porque el humo de la
chimenea puede convertirse en atutía.
Radio Parapanda.-- https://iboix.blogspot.com.es/2018/01/de-nuevo-sobre-el-salario-minimo-de.html
de Isidor Boix
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