sábado, 20 de enero de 2018

Ese inquietante Ernest Maragall



«Aquest pais serà sempre nostre». Del discurso de Ernest Maragall como presidente de edad en el Parlament de Catalunya.

Algunos analistas han subrayado la incontinencia verbal y la desmesura de un discurso petardista más propio de un caporal de somatent que de un dirigente político. Han puesto, además, el énfasis en la ruptura del protocolo: un presidente de edad debe ser más ceremonioso y nada trabucaire. Pero don Ernest es como es: radicalismo de progre y exhibición de lengua. A la vejez, viruelas.

Para mí, no obstante, la parte inquietante de este discurso es: «Este país será siempre nuestro». Nostre o nuestro, tanto monta. ¿Quiénes configuran ese nuestro? Y, por extensión, ¿quiénes están excluidos de ese nuestro, de ese nosotros? Comoquiera que don Ernest es una persona sofisticada, hijo y nieto de grandes figuras de la literatura catalana; dado, además, que es persona principalísima en la política desde hace algunas décadas, cabe entender que el uso del término nuestro ha sido utilizado de manera apropiada a lo que el caballero entiende quién son esos nosotros, los amos del país. No ha sido, pues, un desliz, sino una opción clara, a queriendas y sabiendas. Ese nosotros queda referido al bloque independentista.


Don Ernest no chochea. Dice lo que tiene en el colodrillo desde hace tiempo. Cuando lo oí, sentado en mi butaquilla, se me pusieron los pelos como escarpias.  Pues va a ser que no, caballero. Este país será de todos o de nadie. Como lo oye.  

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