Andreu
Claret, periodista de raza, explica en un reciente artículo
un sucedido que le ocurrió con Carles Puigdemont.
De ella sacaremos algunas conclusiones provisionales.
«Era
el 25 de mayo del año pasado, con motivo de la reunión del Consejo
Consultivo del Diplocat del que yo formaba parte. Pocos días antes de
que anunciara la fecha (1 de octubre) y la pregunta del referéndum
("¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente en forma de
República?"). La reunión, en principio, estaba destinada a consultar, con
supuestos expertos, la reacción de los europeos a la nueva estrategia
unilateral.
»Algunos,
pocos, le dijimos que fatal, sobre todo cuando desveló que la
preparación del referéndum iba a ir acompañada de leyes excepcionales, las de la
llamada desconexión y la propia ley de la consulta. Personalmente, le
dije que las simpatías que había cosechado el 'Let Catalans Vote!' (¡Dejen
votar a los catalanes!) se perderían con la unilateralidad. Y le pregunté a qué
venían tantas prisas por echarse al monte. Ya se pueden imaginar la respuesta,
porque no es ningún secreto. Mariano Rajoy y
la gente. Rajoy no nos deja otro camino y la gente nos pide que no dejemos
pasar esta oportunidad. "'Tenim pressa'", había dicho Lluis Llach».
Primero, algunos expertos –entre ellos el mismo
Claret— desaconsejan al entonces presidente una línea de intervención tan
temeraria. Segundo, la respuesta nada tiene que ver con la prudencia política:
«la gente aprieta», una gente –todo sea dicho--
que ya había sido excitada desde arriba. Tercero, «tenim pressa»
(tenemos prisa).
O
sea, la prisa como elemento central
de la estrategia del gobierno catalán. No es cuestión de la correlación de
fuerza en presencia, ni el panorama europeo con sus encajes de bolillos, ni la
actitud del Departamento de Estado, que ya habían avisado con determinación. Es
la prisa que, además, no les deja organizar la preparación del día después. Es
la prisa como adjetivo de los atolondrados.
Lo que parece claro es que ni Puigdemont ni sus paniaguados había leído
a Suetonio, que atribuía a Augusto esta frase: «Apresúrate lentamente». Sólo
un atolondrado no haría caso de este oxímoron.
Pues
bien, el hombre de Bruselas sigue sin escuchar a los (también pocos) que ahora
le reclaman prudencia: sigue en sus trece como aquel Papa Luna que murió «solo,
fané y descangayado». Un atolondrado que no escuchó la advertencia de Claret,
que sabía a ciencia cierta de qué hablaba.
Radio Parapanda.--
Lectura
de la tesis doctoral de
Juan Ignacio Marín el viernes 9 de febrero en la Facultad
de Derecho de la UAB. La hora será entre las 11 y las 12. El título de dicha tesis es: INTERVENCIÓN DEMOCRÁTICA
Y AUTORITARIA DEL ESTADO EN EL RECONOCIMIENTO Y EL EJERCICIO DEL DERECHO A LA
SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO EN ESPAÑA. Están ustedes invitados.
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