Madrid
adelantó a Cataluña y se convierte en el primer motor de la economía española.
Lo dice el Instituto Nacional de Estadística. El dato se corresponde al año
2018. El adelanto representa 2.100 millones de euros de diferencia. Ahora bien,
lo más relevante es la diferencia del pib per capita: 35.041 euros en Madrid y
30.426 en Cataluña. La secretaria de Economía de la Generalitat, Natàlia Mas, ha dado una
interpretación del hecho muy apropiada para incrementar el fracaso escolar. La
covachuelista explica que «Madrid ha ido creciendo a costa del resto de España
y de una política centralizadora». Es decir, frente a la adversidad victimismo
en chanfaina. Porque ¿no habíamos quedado que, desde los tiempos de los
Austrias, Madrid era el palo del pajar centralista?
La
señora Mas posiblemente crea que está en lo acertado. Cosas más inverosímiles
hemos y estamos viendo en Cataluña. Por lo que comprometiendo mi sentido común
estimo que los motivos del sorpasso
están en otro lugar. Concretamente en el hecho de que Cataluña esté
permanentemente sobresaltada, y con frecuencia gravísimamente sobresaltada. Con
unos gobernantes que más parecen, unos, bronquistas de taberna y, otros,
aprendices de trileros. Con un equipo de gobierno autonómico en continua
tortícolis, con los ojos puestos allende los Pirineos. Con un presidente holgazán empotrado
a la fantasía de la república insular de Waterloo.
En
definitiva, no es que Madrid se haya ganado a pulso el puesto de locomotora, es
que Cataluña se ha empeñado a cosica hecha en quedarse atrás. Gentes de diversa
condición lo avisaron con tiempo suficiente. No fueron escuchados porque la fe
del carbonero independentista no se discute.
""— ¿Tú en qué crees?—, le
preguntaron al carbonero.
—En lo que cree la
Santa Iglesia independentista — respondió.
—¿Y qué cree la
Iglesia independentista?
—Lo que yo creo.
—Pero ¿qué crees tú?
—Lo que cree la
Iglesia independentista... ""
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