miércoles, 18 de diciembre de 2019

La otra mitad de los catalanes


Andreu Mas--Colell ha publicado un interesante artículo en El País, Un pasaje estrecho, pero pasaje al fin (1). De hecho es una condensación del coloquio que tuvo recientemente con Carlos Solchaga en el Círculo de Economía. El tema del artículo es ese gusano musical obsesivo que es el pleito catalán. Se llama ´gusano musical´ --o gusano auditivo-- a ese  tic que se produce cuando una melodía entra en tu cerebro y no consigue salir.

Andreu Mas—Colell tiene una brillantísima trayectoria académica tanto en España como en los Estados Unidos. Afamado matemático y distinguido economista es uno de los pocos sabios que nos quedan. La ciencia  perdió una cabeza privilegiada cuando decidió aceptar el fichaje de Jordi Pujol para participar en las listas electorales de Convergència i Unió. Empero, en la política ha pasado sin pena ni gloria, abrumado por las convulsiones y toxicidades de sus amigos y compañeros de partido, que siempre recelaron –como chusqueros diplomados-- de su capacidad científica. Del resto de su biografía política no hablaremos, el lector que esté interesado en ello sabrá dónde encontrar información. Me permito una curiosidad: Mas—Colell hizo sus primeros pasos en el PSUC, el útero de la política catalana antifranquista.  Cuando el estado de excepción de 1969 tuvo que tomar las de Villadiego camino de los Estados Unidos. Mas era miembro del comité de Barcelona del partido junto a Isidor Boix.

Recomiendo vivamente la lectura pausada del artículo que nos traemos entre manos (abajo tiene el link). El autor da su opinión sobre el estado actual del procés, al tiempo que insinúa soluciones; sus conmilitones harían bien en dejarse llevar por las propuestas de Mas—Colell.

El autor parte de una premisa mayor: «en la negociación tenemos cuatro sensibilidades …  por un lado tenemos a los soberanistas independentistas, para los cuales una nación debe tener un Estado, y también a los soberanistas a-independentistas, que puede relativizar la independencia y poner más énfasis en la preservación de la nación y en el autogobierno». Registro que el articulista no se alinea en ninguno de los dos sectores.

Por el otro lado –sigue diciendo Andreu Mas--  «en el global español tendríamos la sensibilidad dialogante y la no dialogante».   Se trata, a  mi entender, de una taxonomía excesivamente simple, pero no errónea. Pero que, en todo caso, contiene una muy seria limitación.

Veamos, según el autor en Cataluña hay dos sectores: los soberanistas independentistas y los soberanistas a—independentistas. Pues bien, el ilustre matemático ha olvidado –consciente o inconscientemente--  el conjunto de los antisoberanistas. La mitad de la población. George Cantor, padre de la teoría de conjuntos,  le habría llamado la atención. Se trata de un olvido que echa al traste la importancia de este artículo.  


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