viernes, 13 de diciembre de 2019

El ingenioso ardid de Pedro Sánchez


Una de las condiciones que ERC ha puesto al PSOE en estas negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez es que éste respete las instituciones de Cataluña. Se trata de un planteamiento genérico que los republicanos han concretado en lo siguiente: que Sánchez se reúna con Torra, formalmente presidente de la Generalitat pero, según Jordi García—Soler, lo es sólo de la Particularitat.

La respuesta de los socialistas es conocida: vale, no hay problemas, pero nos reuniremos con todos los presidentes de las comunidades autónomas. Entre paréntesis: me imagino algunas caras, especialmente las de los francotiradores Paje y Lambán, exponentes acrisolados del jacobinismo de secano. Dos extraños personajes, todavía instalados en aquel Ok Corral que defenestró a Pedro Sánchez. Dos extraños personajes que ni siquiera respetan el resultado de la consulta interna de su propio partido sobre las negociaciones con ERC. Dos extraños personajes que más parecen encomenderos que presidentes de una autonomía. Cierro el paréntesis.

La respuesta de los socialistas a ERC ha sido brillante. Han encontrado un artificio eficaz. Atención, la Docta define ´artificio´ de esta manera: procedimiento o medio ingenioso para conseguir, encubrir o simular algo. De modo que con esas reuniones con todos los presidentes se despotencia  el impacto que tendría un encuentro sólo con Torra. Y, así las cosas, se salva el escollo –al menos de momento y hasta que no surja otro antojo por parte de los republicanos— y  continúan las negociaciones.


ERC, al parecer, encaja la respuesta, y poco le ha faltado para presumir –esta vez con razón--  de la utilidad de su política frente a la gestualidad y la retórica de sus íntimos adversarios, los post post post convergentes. No les falta habilidad a los de Junqueras. Se están dirigiendo a la mesocracia catalana mediante un sobrevenido seny, al tiempo que ponen al descubierto la conducta de Waterloo y sus amanuenses arrodillados, siempre hooligans del «o caixa o faixa».

Se trata de unos modernos escribas que recuerdan al astrólogo Akkulanu que vivió cuando el imperio asirio llevaba sesenta años de sequía total. Que fue requerido por el emperador Asurbanipal para conocer los augurios. Akkulanu, que posiblemente sea un antecesor de la retórica de Waterloo, le contestó: «En cuanto a las escasas lluvias de este año y que no hubiera cosecha es un buen augurio para la vida y bienestar del rey, mi señor».  (Fuente: la contra de El País, hoy)

P/S.---  Uno de los cuatro caballeros de este retrato es mi progenitor, el joven tarambana local, a quien todos llamaban Pepelópez.
    

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